Capítulo doce

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Natalia Ernepo.

Mi vida era una mierda. Nada me llenaba, nada me satisfacía no encontraba un lugar, mi lugar en este mundo. Queria con todo mi ser, ser alguien diferente. Queria ser bonita, popular, quería tener en la Palma de mi mano a cualquier chico que quisiera, quería ser yo quien jugara, quería ser rica y tal vez amar alguien.

Ese era mi sueño. Queria ser feliz.

Pero no lo era.

Caleb, el hermoso y perfecto caleb me llenaba y me destruía. No importaba lo mucho que me esforsara yo nunca era suficiente. No importaba lo mucho que intentará ser diferente para él yo solo era su juguete. Un juguete que usaba y desechaba.

Noches llenas de llanto, noches donde la sangre y el dolor en mis muñecas eran mis únicos compañeros. No tenía a nadie. Estaba sola. Mi único pensamiento, él único que me llenaba de paz era saber que un día mi dolor desaparecería. La muerte vendría y me llevaría con ella. Era mi mejor pensamiento mi segundo deseo mas anhelado.

Miraba mi reflejo en el espejo y lo odiaba. Odiaba mi rostro, odiaba mi cuerpo, odiaba las estrias, las celulitis, odiaba no tener un cuerpo perfecto. Odiaba ser fea, ser cobarde, odiaba ser tan ciega.

Caleb entro en la casita del arbol y me miro de pies a cabeza. Note su mueca, las palabras no dichas. Por una vez solo una vez quise decirle que se largara, que me dejará en paz, que ya no le quería.  Pero no era capas y aun en el fondo de mí lo amaba ;que se fuera seria la ruina para mi.

Yo podia darle todo, entregarle todo excepto mi virginidad, esa era solo para Cameron, sin importar que él no me amara me reservaria a el.  Porqué además de estúpida era asi ilusa.

―Natt - susurró. La forma de decir mi nombre erizaba todo mi ser, me hacia estremecer y lo odiaba.―ven aqui. 

Abrio sus brazos, lo mire a los ojos esos ojos verdes que una vez me gustaron tanto.  Caleb sabia como actuar tenia una máscara que era difícil de quitar una mascara que te hacia confiar y entregarte para luego Mostar su verdadero ser.  ¿pero quien es cien por ciento real? Nadie. Todos esconden algo por mas insignificante que sea, lo esconden.

No me movi de mi lugar y él se acercó a mí ―¿que estas haciendo Natalia? - con fuerza tomo mis muñecas y miro mis brazos abiertos. Me miro enojado y apretó un poco mas. Cerre los ojos disfrutando del dolor, sintiendo como el dolor en mi pecho disminuía. ―eres tonta, ¡abre los ojos! - ordenó ―mirame a la cara.

En ese momento escuche el sonido de un vaso callendo al piso y después los gritos de mi madre. ―eres un bueno para nada Arturo. Deberías lárgarte de esta casa. Solo eres un estorbo..

―y tu eres una perra. Maldito el momento en que te conocí- grito mi padre―eres lo peor que me ha pasado..

―tus padres me tienen arto, igual que tu - me soltó y me empujó. Mis glúteos sufrieron. Desde el suelo lo mire. No mostro arrepentimiento pero por que iba hacerlo cuando no era la primera vez.

―entonces déjame- suplique― por favor déjame.

―dejame tu mejor- dijo con una sonrisa.―no puedes cierto. Sin mi no eres nadie..

―por favor déjame. - baje la cabeza mientras las gotas de lágrimas golpeaban el piso de madera. ―déjame seguir adelante.

― eso seria lo correcto. Dejarte ir pero muy en el fondo me gustas Natalia.- se arrodillo frente a mi y tomo mi rostro en sus manos ―eres preciosa aunque no lo sepas y eres inocente y esa inocencia es tan adictiva.

― no soy preciosa. Si lo fuera tuviera a Cameron... - supe que fue un error. Caleb odiaba a Cameron lo envidiaba. Quería su vida. Queria todo lo que el tuviera.

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