capítulo veintinueve

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Cameron de Bedux

Antes de que Natalia me matara habían muy pocas cosas que me preocuparan, tenía todo lo que quería en mis manos y todo me importaba un carajo. Había aprendido muy pequeño que darle mucha importancia algo solo te hacía doler la cabeza y atormentarte con cosas que tal vez no tuvieran solución. ¿Mi mamá quería tener  novia? Estaba bien. ¿Mi madre quería montar un imperio? No hay problema, ¿Mi mejor amigo era un gigoló? Que me me importa, ¿Natalia se drogaba y era golpeada por caleb? Problema de ella. Mentiras.

Una parte de mí quería que nada le importara, que todo le diera igual pero no podía darme igual que mi mejor amigo fuera un maldito gigoló no me hubiera importado sí lo hacía por diversión pero lo hacía por obligación. Le había  tendido mi mano y no la quiso coger, entonces me concentré en Natalia y ella me mato.

No se muy bien que pasó cuando morí, no tengo recuerdos solo un vacío, una laguna en mi cabeza que cuando intento recordar solo hace dolerme. Pero solo sé esto. Desde antes de morir me sentía vacío, sentía que una parte de mí me hacía falta, no fue hasta que desperté y conocí Alice que sentí que estaba vivo y bien. Nada más me importo, nada más me importaba salvo ayudarla a ella, salvo estar con ella. Aunque estuviera en el cuerpo de la persona que me había matado no podia odiarla porque cuando hablaba aunque fuera su voz no eran sus palabras, no eran sus gestos y eso me era más que suficiente.

Alice me completaba de una forma única. No era dependencia era amor, era conexión una química que nos atraía. ¿Eso era normal? Me tenía sin cuidado. Yo solo quería protegerla y ser parte de su vida. Cuando me miraba mi alma, mi espíritu todo yo simplemente se deshacía y se concentraba en ella, en su sonrisa, en su mirada, en su forma cínica, directa y sincera. Porque si algo me gustaba de Alice era eso, su sinceridad. Ella no pretendía ser algo o alguien que no era y eso era todo para mí.

La amaba.

Natalia era un problema, quería ayudarla pero sin Alice utilizando su cuerpo ella volvía hacer la que me había matado y solo podía sentir odio hacia ella. Había cambiado lo que antes me importaba ya no lo hacía, como su bienestar. No era responsabilidad mía ayudarla, no era mi obligación salvarla yo no era un príncipe, nunca lo sería.

A diferencia de Alice no me agradaba verla paralizada, no me agradaba saber que ya nunca podría ser una chica normal y que tendría que depender de su familia para siempre. Pero ella había buscado su destino, ella misma se había colocado en esa cama de por vida. Por su culpa casi muere azucena, por su culpa murió moisés. Una parte de mí sentía pena por ella pero no había nada que yo pudiera hacer, excepto ayudarla a volver a Miami ayudarlos a salir adelante.

Sabía que Alice no me ayudaría no a nada que tuviera que ver con Natalia por eso todo lo hice yo. Contrate alguien que se hiciera pasar por jefe de algún centro hospitalario para paralizados. Le di el dinero suficiente para que los convenciera y les ayudará, así fue a los días Natalia y Sebastián se montaron en un avión y dejaron Alemania.

Se alejaron de mi vida.

Pero esa era la mejor decisión, si alguna vez Natalia se podía levantar de esa cama era mejor que no estuviera cerca de Alice porque ella la aria miserable. Contrate a Erik para que fuera su enfermero personal y con algo de suerte Natalia se enamora de el.

Ahora tenía que empezar de nuevo y aunque me daba un poco de miedo no me iba a ir, había estado buscando toda mi vida un lugar donde encajar y por fin lo había encontrado.

―ey hombre, sírveme un trago- bebí de mi vaso, el whisky era sin duda un buen amigo, ayudaba a las penas. Había sido un día de mierda. Habíamos enterrado a Moisés esa mañana, fue duró ver cómo la madre de Alice sufría por su hijo, como su muerte habia dejado tanto dolor, aunque azucena decía que estaba en un lugar mejor eso no cambiaba la verdad: moisés habia Muerto.

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