capítulo veintitres

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ALICE CASTILLO DE MACEDONIA

Volver a la vida era horrible, puedo decirlo era doloroso y nada llevadero. Todos los sentimientos se intensificaban, la gratuidad, la esperanza, la ira, la culpa todos y cada uno se lanzaban hacia mi como flecha hacia una Diana, pero en mi daban justo en el blanco. No sabía que había pasado, solo sabía que estaba viva en mi cuerpo, solo sabía que tenía una nueva oportunidad para vivir, para hacer las cosas bien, para pedir perdón.

Pero no podía dejar de pensar en Natalia, en su mirada llena de miedo, en la mirada que vi al observar a Cameron, lo quería para ella, era lo que más quería lo podía notar en su mirada yo no peleaba por hombres, nunca, pensaba que si un hombre de verdad te quería no caería ante ninguna otra mujer por más buena o hermosa que fuera. Natalia tenía un efecto en Cameron, él tenia aprecio por ella, quería cuidarla, sabía que la veía como una hermana, pero joder ella no a él. Y la verdad no me caía muy bien esa chica. No la entendía, apreciaba su vida y todo lo que había sufrido, pero la verdad me caía mucho mejor su familia.

Había algo que si sabía a ciencia cierta ella necesitaba ayuda y se la daría no volvería a su casa siendo la mujer que era, que fue. No la quería hacer mi obra de caridad  solo quería ayudarla por una razón ella me había ayudado y me había abierto los ojos, no tenía porque ser una maldita con todas las personas solo con quién lo mereciera. La ayudaría pero no prometía ser paciente, la paciencia no era una de mi virtudes.

―Alice- mire azucena y le sonreí, cuando la miraba sentia un amor tan profundo en mi pecho que me daban ganas de abrazarla, siempre la habia amado pero ahora lo sabía con más certeza a un doscientos porciento. ―¿recuerdas algo de lo que pasó? Pensé que no te volvería a ver nunca más y que sería mi culpa.

―no se que pasó recuerdo acostarme en la cama y luego fue todo blanco, fue como si estuviera dormida- negué ―siento que ocurrió algo pero no puedo recordarlo y azu- la mire ―si no hubiera despertado jamás hubiera sido tu culpa, vivir en el cuerpo de Natalia no era una opción para mí, nunca lo será.

―¿Ella no te cae bien? No es así, te conozco vi la forma en la que la mirabas- suspire y negué.

―no es una de mis personas favoritas, no la conozco mucho más allá de su diario y lo que me contó Cameron, pero no me cae bien su forma tan sumisa de ser.

Ella no dijo nada y eso decía mucho.  ―¿ a ti no te cae bien?

―no la conozco ni puedo decir si me cae bien o no, solo no me gusto la forma en la que nos miró, sentí su odio y envidia hacia nosotras, sabes que soy empática que esas cosas las siento- afirmé, azucena era muchas cosas pero leal e intuitiva sí ella pensaba algo yo creía en eso.

―no tendría porque tener envidia de nosotros, tiene Andrea, es una chica genial que se preocupa por ella, sí no la puede ver es que está más ciega de lo que pienso.

Vi mi casa a lo lejos y mi corazón se aceleró, iba a ver a mi madre y estaba asustada, no de su rechazó estaba asustada porque sabía que le había hecho daño y ella no lo merecía. Mi madre era un ejemplo para mí la admiraba y la adoraba nunca nada podría cambiar eso ni sus decisiones, ni de quién se enamora. Fui egoísta y reaccioné sin pensar, el día del accidente quién actuó fue mi ego herido, fue el hecho que él me hubiera engañado y que hubiera sido con mi madre, no podía entender cómo ella me había traicionado de esa forma él era mi novio, sí que no le quería, pero era mi novio.

Ahora que lo pienso sé que si lo hizo fue porque de verdad estaba enamorada, de verdad lo quería y yo no podía impedir su felicidad ella merecía ser feliz porque desde que la conocía nunca había estado en una relación y ella la merecía. ―he conocido alguien- dijo de pronto azucena, la mire asombrada y angustiada¿Porque estaba angustiada? No lo sabía pero me sentía de esa forma. ¿Donde estaba la Alice despreocupada?

viviendo un sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora