V|"Mi cuerpo ha ganado CICATRICES, mi alma HERIDAS y mi corazón ESPINAS, yo solo quiero purgar mi dolor con dulce VENGANZA, caiga quien caiga...."
Verónica Stark tras el abandono fue lanzada al abismo de su propia perdición y de allí nació su deseo...
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Seis meses después...
Habían pasado los meses desde esa noche, Lilith y los chicos se comunicaban de forma seguida con la pareja, donde iban contando sus avances junto a sus amadas.
Natasha se sentía orgullosa de haber logrado que su Ronnie volviera a sonreír más seguido con ayuda de Tasha quien ya tenía el tamaño de un perro un Pastor Alemán adulto y la energía de un niño de cinco años con hiperactividad.
Compartían cada uno de sus momentos de forma plena y sincera, mientras entrenaban juntas, siendo la perdición de la mayor en admirar el cuerpo de la Stark sudoroso, siendo un espectáculo sólo suyo, como sus noches de lectura en que la castaña le leía sus libros favoritos hasta hacerla dormir en sus brazos, cuando le tocaba el piano o incluso cuando bailaban alguna sinfonía de ballet juntas.
Sintió a la menor moverse para buscar el shampoo, aún podía notar como su cuerpo al desnudo se mantenía tenso en darle la espalda, y depositó un delicado como casto beso en su nuca, a pesar del tiempo Verónica aún se sentía insegura respecto a sus cicatrices como tener más contacto carnal, por lo que nunca pudieron llegar más allá de besos y caricias indiscretas por encima de la ropa, pero no era algo por lo que se quejara, amaba tenerla pura y tierna para si, aunque a veces sus hormonas hablaran más fuerte.
——Está bien, Lyubov, Dámelo——susurra dulce al recibir el tónico y untar un poco en su cabello húmedo, masajeando su cabeza hasta hacer espuma.
Verónica se relajó instantáneamente con ello, era imposible no hacerlo cuando Natasha era tan extremadamente dulce sólo por ella.
Gracias a la rusa sus pesadillas cada vez eran más lejanas, los fantasmas de su pasado no parecían alcanzarla estando a su lado, era como si pudiera borrarlos con una palabra tierna, dedicación o uno de sus maravillosos besos.
Recién ahora podía sentir la paz envolverla para ya no estar tan alerta al estar en completa sincronía con Natasha, gracias a ella ahora podía sonreír, tal como le había prometido, paso a paso la ayudaba en recuperar su alma y con ello enamorarla aún más, si es que eso era posible.
La pelirroja la hacia sentir segura y amada como nunca antes y en verdad necesitaba ser lo suficientemente para poder recompensar cada uno de sus méritos
Natasha terminó de lavar su cabello para besar su frente y la menor sonreír, volteando a encontrar sus labios.
——Extrañaba tanto tu cabello rojo——murmura la Stark para la rusa abultar los labios
