V|"Mi cuerpo ha ganado CICATRICES, mi alma HERIDAS y mi corazón ESPINAS, yo solo quiero purgar mi dolor con dulce VENGANZA, caiga quien caiga...."
Verónica Stark tras el abandono fue lanzada al abismo de su propia perdición y de allí nació su deseo...
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Pasaron las horas en que Nairobi sacara la bala del pecho de Abel, bajo la intensa mirada de la joven Stark.
¿Esa despreciable mujer estaría sufriendo en estos momentos?
¿En verdad Hawley sería capaz de querer a un nieto?
No, siendo la única respuesta sincera en su mente por una psicópata con todo lo que la palabra implica, sería incapaz de poder sentir emoción alguna más que por sí misma.
De hecho a su lado, no a más de un par de metros de distancia, se encontraba su madre y esta no tenía expresión alguna en el rostro, al menos no el de una mujer angustiada por ver a su hijo siendo atendido por una herida casi fatídica, de hecho, muy por el contrario si la analizabas detalladamente tenía una mueca de molestia sino es por decir aburrimiento.
Quizás el exponerlo como carnada fue en vano en cuanto a la vacía conmocionada de sus familiares y enemigos pero la placentera sensación que sintió mediante la purga de ver a un "ser querido" de su peor enemiga fundirse en su propia sangre, sería algo que no cambiaría por nada.
Salió del cuarto del improvisado hospital en cuanto comprobó que no lograría ver ninguna lágrima en Keira Hawley.
Siendo alcanzada por el par de recién llegados cuando se dirigió a la sala de las cámaras como el principal punto de encuentro de la banda.
——Es un gran placer conocerte Ve...—iba a decir un emocionado pelinegro pero la morena lo detuvo
——Aquí no nos dirigimos por los nombres, ¿No les dijeron las reglas?——dijo la chica al ver de reojo a los hermanos Córdoba "Roma ya se encargó" decían ambos para excusarse