V|"Mi cuerpo ha ganado CICATRICES, mi alma HERIDAS y mi corazón ESPINAS, yo solo quiero purgar mi dolor con dulce VENGANZA, caiga quien caiga...."
Verónica Stark tras el abandono fue lanzada al abismo de su propia perdición y de allí nació su deseo...
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Veinticuatro de diciembre, leyó la rusa con pereza, mirando con un ojo el pequeño calendario mientras dejaba libre un bostezo suave como el cuerpo de la castaña al cual se mantenía aferrada y arrugó la nariz para volver a hundir su cabeza en la nuca de Verónica cuando su mente recién procesaba la fecha.
¡Veinticuatro de diciembre!
Su mente terminó de volver en sus cinco sentidos, los días habían pasado completamente volando donde ya era víspera de navidad y no tenía absolutamente nada preparado para celebrar su primera juntas además que ella nunca antes había estado en una y no sabía bien lo que había que hacer más que en un libro que se encargó de comprar sólo para este momento.
¡El cual no había leído!
Así que en medio del cuadro de nervios que quería dominarla, Natasha se levantó con cuidado de no despertar a la castaña aún durmiente y tan sólo hacerlo para Tasha colarse en su lugar, acurrucadose en el lado de su Ronnie.
—Sólo te lo dejaré pasar por hoy, pequeña traidora—susurra una indignada a la tigresa quien sólo movió sus orejas en respuesta
Busco a la vez que se cambiaba rápidamente.
—Hacer adornos navideños...—susurra la pelirroja al encontrar el libro y comenzar a hojearlo hasta topar el más significativo que había pasado completamente por alto—¡El árbol!—gritó para taparse la boca, esperando no haber sido escuchada por la menor
—¿Nat?—escucha la dulce voz de Verónica para esconder el libro antes que esta apareciera en la sala, y no pudo evitar sonreír al verla envuelta en una de sus camisetas
—¿Esa es mi blusa, Ronnie?—Natasha murmura con picardía al encarnar una ceja perfectamente perfilada
—Tú me robas siempre las mías, tengo derecho a usar las tuyas—espeta Verónica al fruncir la nariz antes de acercarse a la rusa y tomarla por sorpresa al abrazarse a su cuerpo mientras hundía su rostro en el hueco entre su hombro y cuello, provocandole cosquillas
—¿Pasa algo?—susurra al corresponder y apoyar su barbilla en la cabeza de la castaña, quien gimió en respuesta al aferrarse aún más—No hagas esos sonidos tan temprano—recrimina la mayor en un suspiro mientras muerde su labio inferior y la menor sólo río suave
—Tengo hambre—Dijo la Stark una vez que se separaron—Preparé el desayuno y no me refiero a mi envuelta en chocolate—musita risueña donde Natasha sonríe al Verónica haber recordado sus palabras
—¿Qué te dije sobre provocarme tan temprano, lyubov?—murmura pícara la rusa al tomar a la castaña de la cintura—¿Quieres recordar los tiempos en que te daba castigos por ello?—susurra en su oído
—¿No te bastó con lo de anoche?, deja de pensar en coger y vamos a comer, va a enfriarse el café
—Lo que no va enfriarse está frente tuyo—sonríe coqueta al morder su labio inferior y la menor sonrojarse