V|"Mi cuerpo ha ganado CICATRICES, mi alma HERIDAS y mi corazón ESPINAS, yo solo quiero purgar mi dolor con dulce VENGANZA, caiga quien caiga...."
Verónica Stark tras el abandono fue lanzada al abismo de su propia perdición y de allí nació su deseo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La castaña despertó agitada y confusa, su cabeza dolía tal como si fuera un tambor en un carnaval, estaba desconcertada en cuanto miró a su alrededor una habitación desconocida.
Frunció el entrecejo al sumirse en su memoria y lo último que recordaba era tomar un café junto a Pietro y Elena tras llegar de hablar con los constructores....
Eso era... "Maldito demonio de cabello rosa", espetó su mente, molesta por ni siquiera haberse dado cuenta. Cuando Lilith se proponía algo lo hacía sin tibutear, mejor no desafiarla se dijo ya con gracia.
Hasta notar como unos brazos ajenos se aferraban a su cintura con fuerza, seguramente trataba de la misma morena pero enseguida descartó esa posible ya que la brujita estaba celosa de ella; Elena, volvió a indagar, aunque no le tenía una pierna encima, ni le estaba dando patadas en su mal dormir...
"¿Entonces quién?"
Y en cuanto la desconocida hundió su cabeza en su nuca, ahí lo entendió, sus fosas nasales se impregnaron en ese maravilloso aroma a jazmín tan malditamente conocido. Su cuerpo reaccionó por sí sólo antes que la razón pudiera reprenderlo por ello; su corazón se aceleró en una danza que creía ya olvidada, su respiración siguió el ritmo desenfrenado de sus latidos, su estómago era un verdadero lío y su rostro estaba hirviendo seguramente con el sonrojo abarcando gran parte de este.
