Capítulo 21: Todos tenemos nuestras luchas

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Las melodías del piano eran enternecedoras. Llenaban cada rincón de esa gran habitación y mantenían en el aire a Nishikino Ruby. Su habilidad tocando esa canción era totalmente diferente a la primera vez que lo intentó, aunque ella no lo notase. Se encontraba en una amplia habitación, con pisos de baldosas, un techo que estaba a diez metros de altura, y rodeada de lujosos muebles. Era una sala de reuniones, pero que ella ocupaba para todo menos eso. No había nada que la distrajera, mientras estaba tocando ese piano que estaba en el rincón de la habitación.

Con los minutos, la melodía cesó, y Sakurauchi Riko, quien la veía atenta y emocionada, le dio una enorme sonrisa para luego acercarse a ella.

—Lo hiciste magnífico, Ruby.

El rostro de la pelirroja se puso como su cabello. Su vestido era delicado, de telas blancas y con bordados de flores, acompañado por una pequeña chaqueta del mismo material. Riko se encontraba de esta forma también, eran las vestimentas del día a día en ese lugar. Ruby se levantó para darle un abrazo a la mayor, quien le correspondió.

—Gracias, Riko —Ruby se alejó un poco para mirarla frente a frente—, si no fuera por ti, nunca habría aprendido a tocar de esa manera.

—Para nada, todo fue gracias a tu esfuerzo.

—¿Qué piensas que opine mi madre Maki?

Ante el cuestionamiento, una gota de sudor recorrió la cabeza de Riko. Era difícil manejar las expresiones inquebrantables de Maki con los sentimientos de Ruby. Pero, si se trataba de resaltar los aciertos, estaba segura de que la pelirroja lo haría. Después de todo, fue la misma reina quien le enseñó a tocar el piano, antes de poder mostrarle a Ruby.

—Estoy segura de que estará orgullosa.

Los ojos de Ruby brillaron ante ese comentario.

—¡Ah! Eso me recuerda ¿Te quedarás esta noche en nuestra casa?

—No creo que pueda, Ruby —Riko comenzó a empacar sus cosas—, sabes que mis padres son bastante estrictos con esto.

—Ay... —la pequeña bajó la mirada.

—Pero, déjame y trato de convencerlos. Seguro entenderán y sobre todo si es contigo, Ruby.

Los ánimos de la pequeña se presentaron en pequeños saltitos que dio.

A las afueras, se escuchó un par de golpes en la puerta de madera que era la entrada a esa habitación.

—Puede pasar.

Ante la indicación de Riko, la puerta se abrió. Portando una bata naranja que daba hasta el suelo, con detalles marcados en dorado, entraba Grill. uno de los más importantes sirvientes de la Casa de las Cinco.

—Con su permiso, mis ladies —era un hombre no muy mayor, bastante corpulento y con una larga barba que contrastaba bien con su cabeza calva—, he de informar que la reina Nico ha llegado.

—¡¿En serio?! ¿Dónde está? —preguntó Ruby animada, imaginando la posible reacción de su madre al escucharla tocando el piano.

—En el vestíbulo, y viene con visita, puede que a usted también le interese, señorita Sakurauchi.

—¿A mí?

El hombre asintió. Las dos jóvenes estaban confundidas, pero aún así decidieron bajar. Aquella sala estaba en el segundo piso del castillo, así que no era mucho lo que tomaría, tampoco sería necesario el ascensor (el cual la mayor parte del tiempo Ruby siempre evitaba). Recorrieron el pasillo que era cubierto por una gran alfombra roja, flanqueado por paredes en su mayor parte amarillas, pero con varias columnas y curvas de estilo gótico que eran de color blanco. Parecía hecho de metal. No demoraron mucho cuando bajaron por las escaleras que encontraron la sala principal de la Casa.

La Luz de la Magia Vol.1: Sombras de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora