Capítulo 38: ¿El final?

98 14 5
                                    

—¡Retrocedan! ¡Rápido!

Aquellos soldados lo entendían mientras huían de aquel hombre que estaba cubierto del rojo carmesí de sus enemigos; esto había pasado de ser una lucha a un juego de cazador y presa.

Alguien que une lo mejor de los dos mundos, ese era el Grimm que se movía como pluma en una ventisca entre cada uno de los soldados, estableciendo la muerte entre todos los del frente.

—¡Genius Shoot! —Rayos de magia volaron hacia el hombre.

Zeya no dudaba en pasar a delante y lanzarse a por aquellos hombres, sin embargo, el Grimm no era tan imprudente. Mantenía un constante avance a la hora de entrar a combate directo, no obstante, su alta velocidad era un punto favorable que lo ayudó a dar golpes certeros y acabar con todos los que estaban en medio para luego retroceder a altas velocidades. Así era hasta que las filas de brujas comenzaron a llegar. El retroceso ahora debía ser más constante.

Las brujas intentaban frenar el paso del Grimm, solo de esta manera podían acabarlo, pero los intentos eran en vano. Lo que sí lograron hacer era abrir terrenos y hacer perder números enemigos, pero ¿De qué servía un terreno amplio cuando no tenían a nadie para entrar? La posición de las brujas era en el aire, y aún así que se permitieran entrar ¿Cómo harían para frenar aquel paso? Sin duda era una tarea dura, pero no imposible, a no ser porque aquel mago estaba rodeado de un ejército enemigo que podría llegar a ellas en cuanto entraran a su rango.

—¡Retrocedan y mantengan fuego constante! —Exclamaba un soldado mientras disparaba junto a unos cuantos vehículos de combate a su lado, siendo la orden seguida por todos los aliados.

No podían exterminar fácilmente a Zeya, pero al menos podrían ir eliminando a las tropas enemigas, a un paso lento, pero constante, que a largo plazo resultaría en un gran número de perdidas para el grupo que aquel Grimm le tocaba dirigir.

—Tengo un espacio amplio en el cual moverme, pero he sacrificado una gran cantidad de mis números por ello. Al menos es reconfortante ver que las brujas están retrocediendo —dijo Zeya para sí, mientras se levantaba firma sobre aquel peñasco levantado con hordas avanzando a su alrededor.

A pesar de ser gran ayuda en muchos movimientos, contra Zeya los soldados británicos eran un gran estorbo. Las brujas podrían tener la libertad de atacar desde una distancia al mago intentando destruir sus caminos, pero los soldados estaban en medio y, aunque ayudaban con el ejercito enemigo, al final acortaban mucho las posibilidades de las brujas. La única manera de llegar a Zeya era que un grupo pequeño se lanzara al ataque, algo que no podían hacer puesto que su enfoque estaba en mantener el avance frenado.

—Bien, por ahora creo que no habrá problemas... Entrar, atacar y salir, puedo con eso  —Zeya tomó impulso y se lanzó al ataque, dirigido al ejército de soldados que se estaban alejando mientras disparaba a los no muertos que estaban dispersados en pequeños grupos por la zona en la que el Grimm se encontraba.

El mago se lanzó con todas sus fuerzas tomando mucha velocidad, mientras se preparaba para dar los cortes con sus manos. Así estuvo al menos por un momento, antes de que pasara, de estar corriendo en tierra, a estar cayendo desde lo más alto del cielo con nada más que la luna en su campo de visión.

No supo en qué momento pasó, pero ya no estaba en tierra sino cayendo en picada desde lo más alto de aquel lugar. En ese momento pensó:

«¿Fui teletransportado de alguna forma? ¿Acaso hay una bruja que manipula el espacio? —el hombre trata de componerse en el aire, para así caer de buena forma sin lastimarse—. No es posible, esa magia es milenaria, imposible que una bruja cualquiera pueda desarrollar tal habilidad»

La Luz de la Magia Vol.1: Sombras de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora