Capítulo 23: A Kyubey le gusta los contratos

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—Ara ara, Chariot-chan —dijo la mujer de cabellos púrpuras—, vaya que te ves excelente con el uniforme de profesora.

—Me halaga escuchar eso de-

—¿Chariot? —otra mujer, más pequeña y delgada, comenzó a escanear a Chariot—. ¡Cuánto creciste! Aunque extraño tu cabello corto

—Déjala, Rin-chan —dijo Hanayo.

—¿Rin? ¡¿Acaso son?! —Akko retrocedió unos pasos.

—Es un agrado conocer a quienes liberaron el Grand Triskellion hace un año, vaya que se llevaron las miradas de casi todos en aquel entonces —dijo otra mujer, de cabellos dorados—, mi nombre es Ayase Eli, un placer.

—Las nueve antiguas musas —susurró Diana.

—Técnicamente somos siete, y Tsubasa fue musa de una generación distinta —comenzó a hablar Maki—, pero podría decirse que sí.

—¿Qué te costaba contestar con solo sí? —la mirada de la pelirroja infló las mejillas de Nico—. ¡No me mires así!

—Es un placer poder verlas a todas otra vez —dijo Chariot.

—Ah, ¿Ya se conocen? —Chika estaba un poco confundida.

—Bien, creo que también llegó la hora de presentarnos.

Las mujeres y las jóvenes giraron en dirección al edificio principal de la academia. Acercándose con paso calmado pero decidido, venía Paul Hanbridge, padre de Andrew. A su lado, el ministro de defensa Blackwell. Tsubasa tocó el hombro de su hija en ese momento.

—Chika —susurró la mujer—, ves con las demás para que las profesoras las ayuden a instalarse en las habitaciones.

—De acuerdo.

Chika se despidió de Akko y Diana se alejó. Quería que fueran con ella, pero estaba segura tenían que atender asuntos importantes ahora. Así, Chika se alejó en dirección a los pasillos de Appleton. Por otro lado, frente a frente quedaron los hombres con las mujeres.

—Es un gusto poder conocerlas a todas en persona.

—El gusto es nuestro, señor Hambridge —dijo Nozomi—, esperamos que nuestros equipos puedan trabajar de maravilla.

Aquella sonrisa que parecía tan sincera a simple vista, era curiosa de ver para Akko, Diana y Chariot. Pero, sentían la tensión. Dos mundos distintos, acostumbrados a chocar, tendrían que aliarse al menos esta vez.

—Será así, nos encargaremos de ello —ante las palabras de Paul, Blackwell asintió—, también los diplomáticos de Xonia se han instalado.

—Me parece bien —habló Maki—, al comandante Juren también le gustaría hablar con el ministro Blackwell.

—Así será —respondió el ministro de defensa.

—Pero, hablando de eso ¿Qué sucede con el Primer Ministro? —preguntó Nico.

—Llegará el día de mañana a primera hora con la Ministra Mágica.

«Espero que Lua ya tenga todo preparado» pensó Tsubasa para sí.

—Si es así —comenzó a hablar Nozomi—, podemos esperar al día de mañana. Por lo pronto, nos gustaría hablar con estas chicas.

Diana asintió con su cabeza y Akko tembló un poco. Chariot rió para sí por la reacción de su alumna. Pero le había hablado sobre eso anteriormente. Ante estas situaciones, lo mejor que se puede hacer es guardar la compostura.

...

Todas fueron llevadas a la sala de direcciones de Appleton. Espaciosa, con aquella mesa de múltiples asientos en el medio, con ese televisor inmenso colgado en la pared del frente y varias estanterías con distintos documentos y libros alrededor. Era iluminado por la lámpara que colgaba en el techo, puesto que la noche ya había llegado. Sentados en esa mesa, estaban las brujas junto a los ministros, y de pie al frente delante del televisor, estaban Akko y Diana, una con la mirada baja y la otra con la mirada alta.

La Luz de la Magia Vol.1: Sombras de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora