Un nuevo poder crece dentro de Akko. Le devolverá la esperanza de tener magia de nuevo, pero la amarrará a un oscuro destino del cual dependerá el mundo mágico.
El Grand Triskellion se liberó, la magia había vuelto a tener poder, y las brujas comenz...
—Ya estoy cansado de todo esto, y eso que ni siquiera vivo en la ciudad —dijo el viejo John, sentado en su silla de madera ubicada en la terraza de su hogar. Predominaba el color blanco, no era tan grande, pero el jardín que tenía a su lado y el extenso césped que poseía como patio era de admirar. Cuidado muy bien, pero con muchos bichos volando aquí y allá.
—Yo también, pero tampoco es como que podamos hacer mucho al respecto —dijo George, su nieto. Un joven de veinte años sentado en las escaleras de la entrada del hogar, mirando la calle que tenía al frente, no muy angosta pero sí extensa. Con las casas bastante separadas unas de las otras, tal vez no con jardines muy cuidados, pero sí con bastante césped y varios árboles..
Era 1978, el mundo estaba estaba agitado. Reino Unido no era la excepción, y como casi todos los países en aquel momento, estaba imbuido en todos esos conflictos políticos. Pero, la Isla de Man estaba tranquila por su lado, estando en medio del mar de Irlanda, no es que resaltara mucho. Aquel pueblo llamado Laxey, también era bastante quieto, haciendo honor a la zona en donde estaba ubicado.
—¿No podemos hacer mucho? ¡Claro que podemos! Meterle una bomba a todos esos perros que se metan con nosotros.
—Como si fuera tan fácil.
—Claro que sí, por eso que no evolucionas en la vida, niño. Si alguien se mete contigo, hazlo desaparecer y problema resuelto.
—No puedo creer que me haya tocado cuidar a este tipo —susurró el joven para sí mismo.
—¡Ey! Te escuché —ante el reclamo del viejo, el joven no respondió nada. Él solo dio un suspiro—. Eres muy niño para entenderlo, pero es así como se solucionan las cosas ¿Ladrones, violadores, dragones, brujas? ¡Maten a todos y se soluciona el asunto!
—¡Está equivocado!
Antes que el viejo John levantara su periodico a seguir leyendo y el joven George se levantara de su asiento para ir a echar una siesta (si seguía escuchando todas esas cosas sentía que su cabeza explotaría), escucharon aquella voz.
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Una niña, de 8 años, estaba de pie frente a ellos en el jardín de la entrada de la casa. Su vestido era tan blanco como su cabello, pero cubierto por un overol amarillo. Sus ojos grandes color marrones sumados a su pequeño temblor en las piernas al estar ahí de pie, causaba mucha ternura al joven.
—¿Equivocado? Tú no sabes nada de la vida, niña.
—Puede que sea solo una niña, pero ¡Nadie merece ser tratado así como usted dice! Todos podemos ser felices. Incluso la gente malvada, siempre habrá forma de tratar con ellos, incluso mostrarles que están mal y hacer que cambien ¡Hacer eso es posible!
George sonreía desde donde estaba «Nunca cambies, Cerny» pensó para sí.
—Todo eso son pensamientos infantiles. Solo una niña estúpida como tú puede pensar eso —dijo aquel viejo disponiendo a continuar su periódico.