La Luz de la Magia Vol.1: Sombras de sangre

Capítulo 31: La llama no se enciende dos veces

—Se siente bien volver de casa —dijo Cerny al ver aquellos edificios delante suyo.

Luna Nova en los años 90 no era muy diferente a la de ahora. Colores morados marcaban las paredes, eso sí, pero la estructura y diseño se conservaban. Expresaba el amor de esas brujas por la tradición y el legado. La mujer no dudó en entrar por aquella gran puerta, para ver el interior del edificio, bastante vacío puesto que a esa hora las chicas estaban en clases.

Con la vista de esos pasillos color pastel, estilo gótico, adornado con el pequeño hilo de las voces de las estudiantes hablando en los salones y las profesoras dictando sus clases, Cerny fue pasando hasta llegar a la puerta que estaba buscando. Aquel portón de madera que abrió con delicadeza, le dio paso a la oficina de la mujer que le cambió la vida hace un tiempo.

—¡Öh! Cerny —dijo Miranda Holbrook, levantándose de su asiento al instante—. Me hubieras dicho que llegarías hoy.

—No quería arruinar la sorpresa, además tampoco interrumpir las clases de las chicas.

Ambas se dieron un abrazo al instante en medio de aquella sala. La sonrisa no se podía borrar en ninguno de los dos rostros.

—Siempre es bueno verte de nuevo —dijo la directora, para volver a su escritorio—. Toma asiento, hay muchas cosas que me gustaría comentarte.

—Bueno, antes de hacer eso —de su bolso, Cerny sacó un sobre—, quería entregarle esto. Es una carta de la familia Sugiura.

La mujer cambió su semblante. Recibió el sobre en sus manos, el cual dispuso en su mesa. Pensaba leerla, pero decidió evitar hacerlo por ahora.

—¿Te encontraste con el señor Sugiura?

—No realmente, la carta llegó a mi por la ministra Lua.

—Ya veo, la leeré dentro de unos minutos ¿Qué hablaste con la ministra?

—Pude negociar con ella y acordamos para poner en práctica el Proyecto Salem.

—¿Proyecto Salem?

Cerny se sentó al frente, para sacar su esfera de cristal. Un holograma salió de la misma, y distintas academias comenzaron a verse allí: incluyendo las sedes de Luna Nova y Nanamori.

—Es una iniciativa del ministerio mágico para crear seguridad especial para las academias mágicas, argumenta el alza en los índices de violencia contra brujas.

—¿Y ha habido respuesta del gobierno?

—No muy positivas realmente. La familia Cavendish también están ayudándonos pero, incluso así, hay muchas trabas y sinceramente no creo que pase el proyecto, al menos no en nuestro país.

—Es comprensible —Holbrook sonrió de manera pesada. Ya estaba más que preparada para escuchar esa realidad, pero no pudo evitar suspirar pesadamente.

—Es un fastidio —susurró Cerny—. De nuevo están asesinando a muchos de los nuestros y pareciera que no les importara.

La pesadez se notaba en su voz. Holbrook levantó el mentón con su bastón y le dio una sonrisa.

—Ya estamos trabajando en eso, Cerny. No te dejes caer ahora, ya pronto lograremos crear mayores redes de protección para las brujas. Cuenta con ello.

Esa sonrisa y sus palabras de alivio siempre eran suficiente para calmarla.

—Ahora, muestra una sonrisa que no creo que tus estudiantes se encuentren bien con ese rostro apagado.

—Por ellas muestro mi mejor rostro —una sonrisa se pintó en Cerny quien comenzó a guardar sus cosas—. Voy a buscar un libro a la biblioteca e instalar mis cosas, ya empezaré clases desde hoy.