11 | Obliviate

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Jeremiah Burke le había pedido una cita a Eloise.

La noticia se esparció como pólvora por todo el castillo hasta llegar a la biblioteca, donde Tom estaba estudiando concentrado en los libros, pero en cuanto escuchó el nombre de la castaña salir de la boca de un grupito de niñas chismosas, su cuerpo se puso rígido.

Trató de no prestarles atención, pues estaba seguro que Eloise le había respondido que no a su estúpida cita, y que se reunirían en la sala común donde ella le explicaría que todo fue un malentendido.

Pero cuando una de las niñas dijo «Todavía no puedo creer que ella haya aceptado. Quiero decir, todos creíamos que estaba con Tom...» fue como si una bomba de tiempo hubiera estallado en su interior.

Se puso de pie haciendo sonar la silla, y entonces el grupo de chismosas lo vieron y todas se pusieron tan pálidas que perfectamente podrían haber visto un fantasma. Tom era muy popular, por su rostro guapo, sus calificaciones excelentes y por ser el modelo de estudiante ideal. Sin embargo, en cuanto a su personalidad, a algunas personas les daba miedo. Intimidaba muchísimo, siempre tenía los ojos oscuros vacíos de emociones y el único indicio de que era humano era cuando Eloise se le acercaba dando brinquitos y la cara de Tom cambiaba radicalmente a una risueña, feliz, cómoda.

Prácticamente a una enamorada.

No era un secreto que los dos tenían una relación muy peculiar y extraña, por ello nadie se había metido con Eloise antes.

Eso fue, por supuesto, antes de que ella cumpliera los quince años.

De alguna manera, fue como si llegar a esa edad activara aquel sistema hormonal que convertía a las niñas adorables en chicas hermosas.

Eso había sucedido con Eloise. Incluso si lo intentara, nunca lograría pasar inadvertida, porque la pubertad jugó a su favor convirtiéndola en la chica más linda, bonita y guapa de todo Hogwarts. Su cabello largo parecía bailar por sí solo, y sus ojos azules eran tan absolutamente impresionantes que simulaban hechizar a los chicos aún sin quererlo.

Al principio, Tom no había notado ese cambio porque, para él, Eloise siempre había sido el ser más precioso. No obstante, era difícil ignorarlo cuando de pronto un montón de estudiantes (tanto mujeres como hombres) empezaron a rodearla como buitres.

Lo peor de todo es que a Eloise le encantaba la atención.

A Tom, por otro lado...

—¿Quién es Jeremiah Burke?

Las chicas saltaron en sus asientos. Eran todas Gryffindor, pero muy valientes no se veían. Una de ellas se animó a responder.

—Es un chico...

—Sé que es un chico —replicó Tom con dureza, su ceño fruncido acentuaba su mal humor—. Pregunto quién es, de qué casa, qué grado.

Ellas pasaron saliva.

—Ravenclaw. De último año.

Estupendo. Simplemente maravilloso. Un tipejo a punto de graduarse se atrevía a querer salir con su Eloise, que era pequeña e inocente, y especialmente que era toda suya. ¿Quién había dicho que los Ravenclaw estaban llenos de sabiduría? En lo que a él respectaba, aquel Jeremiah tenía heces fecales en el cerebro si se atrevió a posar sus asquerosos ojos en alguien fuera de su alcance.

Sin molestarse en dar una explicación, que tampoco la merecían, salió hecho una furia de la biblioteca, abandonando sus libros sin mirar atrás. Ravenclaw, último grado, cita. Las palabras se repetían en su cabeza como una constante burla, y en el fondo de su mente había algo de traición, porque Eloise estaba deshonrando su promesa.

Forever | Tom Ryddle [HP 0.5] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora