Forever | Tom Ryddle [HP 0.5] ✔

29 | ¿Cuánto tiempo?

Recordatorio: la historia está hecha para que cada capítulo tenga un pequeño salto en el tiempo, a excepción de los capítulos pasados que fueron seguidos. En este hay otro salto.

Despertar nunca había sido tan difícil.

Sentía que su mente estaba activa, pero su cuerpo yacía cómodamente dormido. Eloise navegó entre las profundidades de un vacío interminable, buscando la salida. Avanzaba y avanzaba, mirando a los lados encerrada entre paredes oscuras. ¿Cómo saldría de ahí si no tenía idea de adónde dirigirse? Todo era oscuridad, atosigante y perpetua oscuridad. ¿Hacia dónde iba?

Eloise.

Escuchó su nombre como un llamado lejano. Sonaba tapado por miles de capas, amortiguado para que ella no fuera capaz de seguir el sonido. Volteó en todas las direcciones, desconcertada.

Eloise, despierta.

Pero no lograba encontrar su lugar de procedencia. La voz hacía eco y rebotaba por todos lados, aturdiéndola. ¿Dónde?

Eloise.

Caminó hacia donde creía haberlo escuchado con más fuerza, y se sorprendió de ver una luz en la lejanía. Renovada de energía, Eloise corrió hasta que sus pies no dieron para más, y corrió aún más después de eso. Corrió desesperada por atrapar la luz, por salir a superficie. Sintió que, cuando estaba por llegar, la oscuridad la atrapaba por los pies. Eloise gritó, pataleó, rascó con uñas y dientes decidida a vencerla.

Supo el momento exacto en el que había ganado, porque fue como si luego de toda una vida bajo el agua, pudiera salir a respirar.

—¡Eloise!

Abrió los ojos de golpe, incorporándose para tomar bocanadas de aire que ardían en su garganta irritada. Tenía los labios resecos y partidos, los músculos agarrotados y las piernas débiles. La cabeza le dolía y por más que miraba a su alrededor seguía sin ver nada, aunque esta vez sabía que estaba totalmente despierta.

—Sostén esto, Eloise, y toma un poco de agua. La necesitas.

La voz sonaba a su lado, pero no podía asociarla con una persona. Su cansancio hacía que las neuronas no le funcionaran correctamente, pero estaba al tanto de que sí necesitaba el agua, por lo que sostuvo la botella y la bebió de un solo trago. Cuando terminó, las gotas se resbalan por su barbilla, y parpadeó hacia la persona misteriosa.

—¿Qui... én...?

—¿Crees poder manejar un poco de luz? —preguntó en cambio la voz—. Tienes que empezar a acostumbrarte, pero no quiero forzarte a hacerlo. Lo tomaremos con calma. Asiente si estás de acuerdo en que encienda una luz tenue.

Sin entender nada de lo que hablaba, asintió.

—De acuerdo. Lumos.

Una pequeña lucecita iluminó una parte de su entorno, lo suficientemente opaca para que los ojos no le ardieran. Primero se miró a sí misma, a sus manos huesudas y su brazo tatuado, a su pelo castaño cayendo sobre sus hombros y a su estómago plano. Luego pasó a la persona, notando una túnica de color claro y una barba larga, blanquecina. Al subir al rostro, se encontró con alguien familiar que le sonreía suavemente.

De pronto, todos los recuerdos llegaron a ella. Se sostuvo la cabeza con ambas manos y gimió dolorida. Todo, desde el orfanato hasta la fatídica mañana en que fue puesta a dormir, vino a su mente, atiborrándola de sentimientos.

—Tranquila, pasará antes de que te des cuenta.

Pasmada, volvió la vista a su acompañante. Pestañeó para alejar las lágrimas, y en algún recóndito espacio de su mente, lo reconoció.