Eloise Walker tenía una redonda y preciosa barriga de ocho meses cuando decidió quién sería el padrino de su bebé.
—Eso traerá muchos problemas, ¿lo sabes? —le dijo Kelly Sutton, la amable bruja adulta que Dumbledore le había consignado para cuidarla de los mortífagos hacia poco menos de un año.
—Lo sé —contestó ella, acariciando su vientre con gesto amoroso y distraído—. Pero no hay nadie en el mundo capaz de cuidar a mi niño que no sea él.
Kelly le lanzó una mirada de soslayo mientras doblaba la ropa que acababa de lavar.
Desde que Eloise despertó del malvado hechizo en el que Lord Voldemort la durmió durante años, había asegurado que el bebé que esperaba era un varón y que su nombre debía ser Christian sí o sí. Aseguraba soñar ocasionalmente con un niño hermoso de piel aperlada y cabello negro como una noche sin estrellas, aunque sus ojos perfectamente podían ser dos hermosos pedazos de luna.
Vivir su embarazo con tranquilidad era la situación más difícil que había tenido que atravesar. Día a día se levantaba con temor de que su casa hubiese sido localizada por los seguidores de su esposo. Constantemente tenía pesadillas sobre Voldemort regresando para reclamar a su heredero, para convertirlo en un monstruo peor de lo que él había sido en vida. Le aterraba salir a la calle y ser reconocida y capturada y obligada a criar a su bebé en ese mundo de oscuridad del que por poco no salía.
Por más que lo intentaba, Eloise no podía superar el pasado. Sufría de algo llamado estrés postraumático, donde continuamente su cuerpo era víctima de crisis convulsivas o parálisis. Los primeros meses no dormía en lo absoluto por el miedo a no despertar, por lo que tuvo que beber un centenar de pócimas somníferas. Y entonces padecía de sueños lúcidos donde Voldemort la encerraba en una jaula de cristal, repitiéndole que ella no era más que su trofeo más preciado, un objeto para su disfrute. Eloise pedía a gritos que Tom volviera, pero Voldemort siempre le decía que Tom estaba muerto. Que él lo había asesinado. Y que ella era la culpable.
Eloise se despertaba llorando cada noche, acurrucada bajo las mantas con la incertidumbre de no saber si algún día la Marca Tenebrosa en su brazo brillaría con su llamado. La paranoia la enloquecía lentamente, rompiendo su alma cada vez un poco más.
Lo único que la detenía de caer en una depresión sin fondo, era la vida en su vientre.
Eloise tenía mucha tristeza en su corazón. Rencor, impotencia, furia y odio también. Pero cuando Christian le pateaba suavemente para recordarle que él existía, como sintiendo que su madre estaba mal y quisiera hacerle saber que él sí la amaría y cuidaría de ella, su corazón se llenaba de una alegría que no tenía precio.
Tom Ryddle había sido el amor de su vida.
Lord Voldemort fue su condena.
Christian Walker sería su salvación.
—¿Has pensando en qué nombre le pondrás si es una niña?
—Es un niño, Kelly, ya te lo he dicho. Pero en el caso de que me equivoque, se llamará Christina.
—Muy original —rio la mujer. Eloise sonrió con la mano bajo su barriga, dando lentas caricias que eran correspondidas por leves empujoncitos. Christian era un bebé calmado. No había tenido náuseas ni dolores extremos en todo el embarazo.
—Entonces, ¿le dirás, Kels?
La bruja apretó los labios, no del todo convencida, pero asintió.
—Me comunicaré con él y le haré saber tu deseo. Aunque no me encanta la idea, también creo que es el único capaz de proteger al pequeño Christian.
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Forever | Tom Ryddle [HP 0.5] ✔
FanfictionPARTE 1 CONCLUIDA. ES UN BORRADOR, SE EDITARÁ EN EL FUTURO. Días después de nacida, Eloise fue abandonada en las puertas de un orfanato. No había ningún indicio de su origen en aquella canasta tejida, nada que indicara su naturaleza mágica. Sin emb...