17 | Tendrás lo que quieras

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La vida iba bien para Eloise Walker.

Se sentía tranquila, feliz, enamorada. Recordaba aquella época, un año atrás, de profunda tristeza que había sufrido por sentirse culpable de la muerte de Myrtle, quien ahora rondaba por el baño de chicas del segundo piso, llorando por absolutamente todo.

Eloise le había pedido disculpas cuando ella, berrinchuda, la había asustado en el baño. Myrtle se limitó a observarla como si esperara que Eloise dijera que era una broma y que estaba feliz de su muerte, pero en realidad estaba muy apenada por el hecho de que la chica hubiese decidido quedarse como fantasma en lugar de ir hacia esa vida que los libros pintaban como el más allá.

Convenció a Myrtle de sus buenas intenciones, porque el fantasma dejó de asustarla. Eloise tenía que tener mucho cuidado con lo que decía, claro, pero en general se llevaban bien. Eran más amigas que cuando Myrtle estaba viva. Una cosa que quería preguntarle desesperadamente era sobre la bestia que la había asesinado, pero Myrtle lloraba con la mención de su fallecimiento, así que se quitó la idea de la cabeza.

Otra persona con quien había hecho las paces, era Hagrid. Vivía en una cabaña cerca del bosque prohibido, y a pesar de que era un poco solitario, Hagrid estaba súper contento. Eso, sin contar, que tenía una mascota como compañero, un perro jabalinero que lo quería mucho. Era bastante cariñoso con Eloise, que le llevaba premios de carne cada vez que visitaba a su amigo. De hecho, como un tipo de recuerdo, Eloise le había regalado a Bubble, su sapo. A Bubble le gustaba la cabaña porque era calentita, y le gustaba más subirse sobre las encimeras y burlarse de Fang, que nunca lo alcanzaba. Ella quería que, de alguna manera, Hagrid tuviera algo suyo para que no la olvidara.

Y no agreguemos el pequeño detalle de que, hasta la fecha, Bubble y Tom seguían sin llevarse bien.

Habiendo arreglado ambas situaciones, se sentía libre. Su única preocupación era pasar los EXTASIS exitosamente, graduarse junto a sus amigos y su novio, y empezar una vida al lado de Tom.

El cual, por cierto, había cambiado radicalmente.

No precisamente en el mal sentido. Seguía mimando a Eloise, poniéndola encima de todos y de todo. Ella era su prioridad, siempre. Sin embargo, habían veces en que actuaba extraño con respecto al proyecto que se traía entre manos y que involucraba a sus seguidores (porque Eloise no creía que fueran sus amigos). Cuando ella le preguntaba por sus planes, Tom le respondía que no tenía que preocuparse de nada, que todo saldría bien y en beneficio de los dos.

Así que ahí estaban, pasando tiempo juntos y planeando un futuro emocionante.

—¿Seguro que quieres trabajar aquí? —le preguntó mientras leía un libro en la cama, boca abajo, con los pies jugueteando en el aire.

—Lo necesito para seguir con mis planes.

«¿Cuáles planes?» quiso preguntarle, pero sabía que no le iba a responder.

—Mmh. Habrá que ver si te dejan. Eres un alumno excepcional, Tomy, pero muy joven para convertirte en maestro. No estoy segura de que el director Dippet acepte tu propuesta.

Tom se giró en el asiento del escritorio y la miró con el ceño fruncido.

—Buscaré otro trabajo, en ese caso. Fuera de Hogwarts.

Eloise se dio la vuelta, quedando con la cabeza colgando en el borde de la camina. Una sonrisa estiró sus labios, y luego estaba Tom estirándose para alcanzarla con un suave y amoroso beso.

—Quieres algo, ¿verdad? Me estás poniendo esa cara.

—¿Qué cara? —Eloise se hizo la desentendida.

—La que pones cuando quieres que te consiga algo.

—Pillada —se incorporó para pasar sus brazos por el cuello de Tom, quien le rodeó la cintura como acto mecánico—. Quiero salir de Escocia, no volver a Londres. Quiero viajar por el mundo y conocer lo que no hemos podido conocer jamás, porque nunca tuvimos vacaciones. Además...

Cuando bajó la mirada con timidez, Tom sonrió. Con un dedo en su barbilla, alzó su cabeza.

—¿Además qué?

—¿Sigue en pie lo de... uhm... —vaciló— casarnos?

—Por supuesto que sigue en pie. ¿Has estado pensando en eso?

Ella se encogió de hombros, fingiendo que no era la gran cosa cuando interiormente moría de la emoción.

—Pues si nos casamos, quiero irme de aquí después. Y tener una... —sus mejillas se pusieron rojísimas y volvió a bajar la mirada—, una luna de miel propiamente.

Para su sorpresa, Tom la abrazó. La abrazó muy fuerte, y se quedó en esa posición, con su nariz enterrada en el cuello de Eloise, antes de moverse un poco para desplazar la nariz por su pelo café con olor a fresas.

—Tendrás lo que quieras. Viajaremos a donde quieras —dijo, sonando muy comprometido a cumplírselo—. Sabes que eres lo más importante para mí, ¿verdad? La razón principal por la que hago lo que hago.

Eloise tomó valor para hablar.

—¿Qué es lo que haces?

—Cosas. —Arrastró la tela de la blusa del uniforme, descubriendo su hombro para darle un beso ahí—. Te las contaré pronto, un día, pero debo tener todo asegurado para entonces.

—Okay —susurró temblorosa, pues los labios de Tom estaban rozando zonas sensibles de su piel.

La distracción siempre era la mejor forma en que él lograba que Eloise dejara de preguntar. Contarle lo que hacía en ese momento implicaba la posibilidad de que ella, siendo tan dulce y buena, no lo aceptara y quisiera irse. Eloise no había mostrado indicios de maldad, no creía que fuera capaz de quitarle la vida a alguien, así que no estaba lista. No estaba preparada para ser su seguidora, pero sí su compañera.

Podría soportar cualquier cosa, menos que ella se alejara. No podía. No iba a permitirlo.

Así tuviera que asegurarla de otras formas. Unas no tan agradables.

Forever | Tom Ryddle [HP 0.5] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora