Enero, 1927
La pequeña bebé miraba con atención a las personas que se aglomeraban alrededor de ella. No lloraba, aunque sus ojos estaban cristalizados.
—¿Había alguna nota?
—No, Madre —respondió la mujer a la directora del orfanato—. Solo su nombre: Eloise. Sin apellido.
La anciana suspiró, pasando un dedo por la mejilla aperlada de la bebé, quien reaccionó al tacto de inmediato y alzó sus bracitos gustosa.
—Pobrecita. —Murmuró la enfermera. Acariciaba la escasa cabellera castaña ocasionando que Eloise cerrara sus ojitos, somnolienta—. ¿Cómo alguien puede abandonar a esta hermosa pequeñita?
—No hay que juzgar sin conocer, Lys —la reprendió la Madre, retrocediendo para colocar sus manos entrelazadas tras su espalda—. No conocemos la historia que llevó a los padres de esta niña a dejarla en nuestras puertas, pero nosotras no somos quién para negarle la oportunidad de una buena vida.
—¿La acogeremos? —preguntó una de las institutrices con las cejas alzadas—. Estamos con la capacidad al límite, Madre. No podemos seguir aceptando niños.
Lys abrió la boca, indignada.
—¡Es una bebé, Azu! No tiene a nadie más, solo a nosotras.
—Ya lo sé, pero estoy hablando por el bien de los otros niños.
—Un espacio debe haber...
—No cuando los demás crecen tan rápido.
—Pero...
—Basta. —Sentenció la Madre, callando a las dos mujeres que discutían—. La acogeremos, y es mi última palabra. Al menos hasta que crezca lo suficiente para mandarla a otro orfanato con más capacidad. Lys, llévala a enfermería para verificar que su salud esté en orden. Y, Azu... —miró a la institutriz—, estoy segura de que podrás hacerle un lugar.
—Por supuesto, Madre.
Ninguna se atrevió a replicar. Al final de cuentas, tampoco se trataba de un sacrificio. No cuando mirabas esa delicada carita de piel suave, pestañas largas y mejillas rosadas. La nueva integrante de aquella familia era una preciosa niña que en el futuro se convertiría en una bella mujer.
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Enero, 1933
—¡Eloise, no corras!
La niña de recientes seis años rió con la cara embarrada de pastel de chocolate y siguió corriendo, asegurando que su gorrito de cumpleaños no cayera de su cabeza.
—¡Atrápame, Azu!
La mujer resopló con cansancio, deteniéndose un momento para descansar. Eloise, aprovechando la ventaja, reanudó su carrera. Sin embargo, al doblar por el pasillo, su cuerpo se estrelló contra el de alguien más.
Cayó sobre su trasero, el gorrito se deslizó por su rostro hasta cubrir sus ojos. La otra persona se encargó de quitárselo con gentileza, y Eloise acabó por sonreír cuando se dio cuenta de que se trataba de la Madre. Una sonrisa de tristeza tiraba de sus labios cuando ayudó a Eloise a incorporarse y limpió el chocolate de sus mejillas.
—Feliz cumpleaños, Eloi.
—Gracias, Madre. —Miró sus piecitos, nerviosa—. ¿Va a quedarse a comer pastel? Lys lo horneó, pero ya no queda mucho...
—No, cariño, lo siento —la anciana le pasó una mano por el lacio cabello marrón—. Tengo que hablar con tus profesoras.
El corazón de Eloise se apretó. Era muy pequeña todavía, pero entendía algunas cosas. Como que, por ejemplo, habían estado buscándole otra casa desde que ella llegó al orfanato.
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Forever | Tom Ryddle [HP 0.5] ✔
Fiksi PenggemarPARTE 1 CONCLUIDA. ES UN BORRADOR, SE EDITARÁ EN EL FUTURO. Días después de nacida, Eloise fue abandonada en las puertas de un orfanato. No había ningún indicio de su origen en aquella canasta tejida, nada que indicara su naturaleza mágica. Sin emb...