13 | Sangre sucia

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Había una fiesta en la sala común de Slytherin. No eran muy comúnes porque no estaban dentro del horario, por lo que tenían que planearse con mucho cuidado y se disfrutaban hasta el último minuto.

Por eso, cuando Eloise se levantó de su asiento dispuesta a marcharse, Tom le sujetó la muñeca.

—¿Vas a salir?

—Sip, al baño —respondió divertida—. Me llené la vejiga de jugo de calabaza.

Era una vil mentira. En realidad, se dirigía al armario donde Aragog estaba escondido. Le tocaba turno para ir a revisarlo, tal vez alimentarlo, y darle las buenas noches con mucho cariño. Ya se había encariñado con él. Hagrid se esmeraba mucho en demostrarle su amor, a pesar de que Aragog crecía ridículamente más conforme pasaban los días, y ya habían transcurrido unas semanas desde que lo conoció.

Tom entornó los ojos.

—¿Puedes esperar?

—¿Esperar a qué?

—Quiero mostrarte algo.

Dio justo en el blanco, porque Eloise se olvidó de sus supuestas ganas de orinar y lo miró con interés.

—¿Qué cosa?

—Está en mi habitación.

Eloise se ruborizó, echando un vistazo a ambos lados por si alguien los había escuchado. La mayoría estaban inmersos en el círculo que crearon para un entretenido juego con una botella en el centro.

—Están todos aquí, Tom, tus compañeros...

—No subirán —le aseguró, quizá demasiado insistente para ser normal. En general, si Eloise le decía que no a algo, él lo dejaba pasar. Nunca la obligaba a nada. Sí, la coaccionaba un poco... pero jamás la forzaba. Solo que, particularmente ese día, no podía permitir que saliera de la sala—. Avery y Lestrange estarán vigilando.

Claro, los súper amigos de Tom. A Eloise no le caían ni bien ni mal, simplemente toleraba sus existencias. Eran demasiado egocéntricos, tontos y burlones para ser de su agrado. Sobre todo con los que eran hijos de muggles, como si eso fuera la peor vergüenza.

—Bien —aceptó, pretendiendo resignación cuando por dentro brincaba de alegría de tan solo pensar en tener tiempo a solas con su novio.

Tom entrelazó sus dedos y sigilosamente se dirigió a las escaleras. De un cabeceo muy varonil, les hizo saber a Avery y Lestrange que cuidaran la entraba como perros guardianes. Entonces subieron las escaleras en silencio, hasta que llegaron a la puerta de su cuarto, y Tom la hizo pasar primero, cerrando la puerta tras de ellos.

La habitación olía a limpio. Tal vez un poco a caramelo, pero a grandes rasgos olía simplemente a limpio. Sin embargo, el espacio de Tom olía a menta y a su colonia deliciosamente adictiva.

Eloise de inmediato fue hasta su cama, se sentó y esperó con cierta impaciencia. Tom, tan insoportablemente guapo a sus dieciséis años, la observó fijamente.

—¿Qué me querías mostrar? —le recordó ella, repentinamente nerviosa por ser víctima del intenso escrutinio de él.

—Algo.

De pronto, Tom rodeó la cama hasta ponerse frente a ella, se inclinó para estar de la misma altura y la besó con fuerza. Eloise jadeó de sorpresa y cayó hacia atrás, su espalda aterrizando en el suave colchón mientras Tom se cernía sobre ella, todavía devorándole la boca como un hambriento devoraba su comida.

La dejó totalmente fuera de batalla. Si todavía tenía intenciones de visitar a Aragog, se esfumaron como polvo en el viento. Y aunque ese era el objetivo de Tom, el chico no podía negar estar disfrutando de los métodos.

Forever | Tom Ryddle [HP 0.5] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora