Extra 80k | Cumpleaños de muerte

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—¡Cumpleaños feliz! ¡Cumpleaños feliz! ¡Te deseamos, Eloise, un cumpleaños feliz! —cantaban al unísono un grupo de personas reunidas frente a la cumpleañera, la cual sonreía de oreja a oreja como si la felicidad no le cupiera en el cuerpo.

Cuando la canción de cumpleaños acabó, todos aplaudieron. Eloise rio contenta por la atención y se inclinó a soplar las velas de su bonito pastel de chocolate, pidiendo en silencio un deseo que ya estaba cumplido.

Que Tomy y yo vivamos una vida feliz juntos.

Alzó la cabeza para ver a sus amigos animados partiendo el pastel, buscando entre ellos una cabellera y mirada oscura. Pero Tom no estaba ahí. No se había aparecido en todo el día, aunque Eloise estaba cumpliendo años. La castaña trató de no tomárselo a pecho, pues tal vez él estaba ocupado con cosas del colegio y no había tenido tiempo de visitarla. Pero al mismo tiempo estaba desilusionada, porque Tom siempre la había consentido mucho, siendo el primero en felicitarla cada año. No le gustaba que este año no fuera así.

—¿Quieres pastel, Eloi? —Constanze, su amiga, le extendió un pedazo pequeño del pastel. Eloise la miró.

—Creo que paso.

—¿Eh? —Constanze parpadeó, sorprendida—. ¿Tú pasando del pastel de chocolate? ¿Estás bien?

—Sí, estoy bien —rodó los ojos, hundiendo un poco los hombros—. Solo no tengo apetito.

—¿Es porque Tom no está aquí? —entrecerró los ojos—. No seas caprichosa, Eloise. Vendrá en cuanto se desocupe. Anda, come pastel.

Volvió a extenderle el postre, pero Eloise no lo tomó. Un sentimiento extraño se había asentado en su pecho ante las palabras de su amiga.

—¿En cuanto se desocupe? —repitió—. ¿Qué está haciendo?

Constanze pareció ligeramente irritada.

—Nada que sea de tu incumbencia, Eloise. No tienes que saberlo todo siempre.

—No, pero no tiene sentido que tú sepas algo de Tom que yo no —replicó ceñuda, cruzándose de brazos—. ¿Dónde está, Constanze?

—Te lo diré si te comes tu pastel.

—No quiero.

—Eloise —resopló con frustración—. No puedo decírtelo, arruinaré la sorpresa.

Al instante en que dijo aquello, la tensión abandonó los hombros de Eloise y le sacó una sonrisa llena de emoción.

—¿Me está preparando una sorpresa?

—Sí, pero no te enteraste por mí. Se supone que no debes saber nada.

—¡Ay, Tomy! —suspiró como una colegiala enamorada—. No tiene que darme regalos, se lo dije. Que esté conmigo es suficiente.

Demasiado ensimismada en su amor por el pelinegro, Eloise se perdió la mueca disgustada que desfiguró el rostro de su amiga. Con las manos fuertemente apretadas entorno al plato de porcelana, volvió a extenderle el plato. Esta vez, Eloise lo tomó. Mientras recibía regalos de sus amigos, comió el pastel hasta terminarlo.

A pesar de que Tom no apareció en su pequeño festejo, Eloise se sintió tranquila y muy alegre.

Eso fue, claro, hasta que empezó a sentirse mal.

—¿Eloise? —un chico de Slytherin se acercó, dudando sobre tocarla porque nadie se atrevía a ponerle una mano encima—. ¿Te encuentras bien? Te ves muy pálida.

—Estoy bien —dijo ella con el entrecejo fruncido, parpadeando constantemente porque su visión se empezaba a ver borrosa.

—¿Estás segura? De verdad te ves mal.

Forever | Tom Ryddle [HP 0.5] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora