Extra 100k | Andén 9¾

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—Mamá, cálmate. Todo está bien.

La mano pequeña de Christian se posó encima de la de Eloise, que estaba fuertemente aferrada al volante. Eloise miró a su hijo, sentado en el asiento de copiloto, y se relajó considerablemente.

—Lo siento, cariño. Estoy un poca nerviosa.

Christian rio.

—¿Un poco? Mamá, parece que eres tú la que va a empezar su primer año en Hogwarts.

—No me lo recuerdes —se quejó ella con una sonrisa—. No puedo creer que mi pequeño niño ya está empezando la escuela mágica. ¡Aún recuerdo cuando eras un bultito llorón que exigía los brazos de su madre!

—¡Mamá! —la reprendió Christian con las manos apretadas sobre sus oídos—. No me hables así, ya no soy un bebé.

Eloise estiró un brazo para acariciarle su cabello negro.

—Claro que ya no lo eres, cariño, pero siempre serás mi pequeñito.

La sonrisa maternal persistió en su rostro a pesar del temor que la embargaba. Hacía mucho tiempo que no salía de casa. Era tal su paranoia, que sentía ojos observándola por todos lados. El camarero en la cafetería, el oficial de tránsito, el joven en la bicicleta, la dueña de la florería... Donde quiera que pasaba creía que había un mortífago percatándose de su presencia, vigilándola indefinidamente hasta que su señor regresara y exigiera por ella.

No importaba que realmente no fuera su cuerpo ni su cara, sino el aspecto de Kelly, su ama de llaves y prácticamente mejor amiga. Siempre que salía se bebía una poción multijugos para perder su aspecto, pero no era suficiente. Ellos podían ver a través de su alma. Lo oculto jamás permanencia de esa manera, tarde o temprano saldría a la luz.

Le aterraba por sí misma, claro. Estar en manos del Señor Oscuro fue lo peor que le pudo haber sucedido en su vida y absolutamente no quería volver a vivirlo. Pero ahora que era madre, le aterraba lo que podría sucederle a Christian si se enteraban de quién era su padre. No solo los seguidores del mago tenebroso, sino todos los habitantes del mundo mágico que habían perdido a un ser querido por culpa suya, y que buscarían vengarse lastimando a su heredero. El Ministerio de Magia creería que era igual a Voldemort y que seguiría sus pasos, sin importarles que era solo un niño.

Christian era inocente. Era un ser de luz y esperanza, contrario a su exesposo. Él no podía pagar por los pecados de su padre.

El reloj de la estación de King's Cross apareció en lo alto de la estructura. Eloise suspiró y estacionó el auto unas calles lejos, en parte porque no podía estacionarse delante de la estación y en parte porque quería más tiempo con su hijo. Lo ayudó a bajar el baúl y la jaula con su mascota, un gato negro con manchas grises de ojos verdes semi kneazle. Eloise se había encontrado un gato a las afueras de su casa, aullando y rasguñando la puerta bajo una noche de llovizna. Estaba desnutrido y herido cuando lo encontró, buscando desesperado un lugar calentito donde resguardarse de la lluvia.

En un principio, Eloise solo planeó ayudarlo unos días y luego dejarlo libre. Unas semanas después, el gato negro se había convertido en su fiel confidente y compañero. No era Bubble, su antiguo sapo, y claramente nunca lo sería porque Bubble ocupaba un lugar en su corazón que nadie más llenaría, pero Tricksy también se ganó su amistad. Su pelaje negro le recordaba a Tom, y su necesidad de cariño le recordaba a la Eloise del pasado.

Pronto Tricksy conoció a Balú, una kneazle gris, mascota de una criadora de kneazles. La embarazó sin que su criadora supiera y tuvieron un camada de ocho gatos. La señora se quedó con siete, y Christian adoptó al octavo, el menor, a quien nombró Aslan.

Forever | Tom Ryddle [HP 0.5] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora