21 | Mortífagos

6.6K 656 82
                                    

La personalidad de Eloise había cambiado con el transcurso de los días. Era un cambio sutil que no notarías si no fueras cercano a ella, pero ahí estaba. Seguía siendo risueña y amable, pero con un toque más... oscuro.

Se sentía bien, de todos modos. Se sentía más poderosa y autoritaria, más apreciada y más tomada en cuenta. Los Caballeros de Walpurgis (un nombre estúpido, en su humilde opinión) la trataban con respeto, a pesar de que era la única mujer en la casa. Mantenían la distancia, por supuesto. Todos sabían que acercarse mucho a Eloise equivalía a molestar a su señor, cosa por la que nadie quería pasar.

Por otro lado, Eloise empezaba a esclarecer sus dudas respecto al dichoso proyecto que mantenía a Tom ocupado. No fue difícil llegar a una conclusión.

Las respuestas eran claras y estaban frente a ella, como si su esposo no se molestara en lo absoluto en ocultarlas. Como si, de hecho, su intención fuera que Eloise las descubriera. Después de dedicarse a observar y escuchar, sabiendo que tenía todo el derecho al ser la señora de la casa, llegó a varias conclusiones.

Para empezar, notó que todos los miembros de ese extraño grupo de magos tenían una única cosa en común: el odio por los sangre sucia. Obviamente, un grupo tan grande necesitaba un líder, y ese era Tom. Eloise se dio cuenta de que él llevaba planeando esto desde Hogwarts, siendo minucioso en la reclutación de sus seguidores. Porque sí, no eran sus amigos. Por fin lo entendía. Eran sus sirvientes, cada uno obedeciendo sus órdenes como si fueran la ley.

Aquello creó en Eloise otra explicación, una que resolvía la duda de porqué todos le obedecían sin rechistar, siendo que Tom era todavía un joven adulto que no hace mucho acababa de graduarse. La única respuesta que se le vino a la mente es que tuvo que mostrar su poder de la forma más grotesca posible, una que dejara marcas en sus caballerosos y los convencieran de arrodillarse ante él. Tom era un mago estupendo, un excelente duelista y magnífico en cualquier tema que le pusieras enfrente, especialmente las artes oscuras. Sin embargo, ¿qué hacía falta para que ellos, ancianos entre sus filas, no solo le respetaran, sino que le temieran?

Exacto: la muerte. La facilidad de asesinar sin pestañear, de deshacerte de los obstáculos con a penas un movimiento de varita. La maldición asesina era el maleficio más siniestro y poderoso de la corta lista de maldiciones imperdonables. El que se atrevía a realizarlo quedaba profundamente tocado, a nivel emocional. No había mayor prueba de un rotundo poder que asesinar a diestra y siniestra sin, aparentemente, sufrir las consecuencias. Quien dominara el arte de la magia oscura más irrevocablemente perversa, merecía ser venerado como un mago poderoso.

Así fue como supo que Tom ya se había cobrado al menos una vida. No estaba segura de cuántas, pero podía decir con toda firmeza que sus manos estaban manchadas de sangre ajena. Una verdadera aberración.

Y lo que era peor aberración: Eloise lo había aceptado como una más de las virtudes de Tom. Era curioso, pero no le horrorizaba como creyó que lo haría. Estaba mal, en el fondo era consciente de que estaba muy mal, pero era Tom, su esposo, su mejor amigo y el amor de su vida. No podría jamás verlo con otros ojos que no fuesen de adoración.

Debió haber sabido que su consentimiento, su dulce aceptación por el mundo oscuro, fue la última cuerda en romperse, la que mantenía a Tom, a Lord Voldemort, bajo control. Con Eloise plenamente de su lado, no había límite alguno.

Un mes después de que Eloise aceptara a Tom con su retorcida mente incluida, amándolo incluso más, la castaña estaba en el comedor dibujando sobre un pedazo de servilleta, con la lengua tiernamente entre los labios, prueba de su concentración. Tom estaba en una reunión en su oficina, con algunos de sus seguidores más leales, probablemente ideando planes macabros. Eloise preparaba la comida mediante la magia, usando su tiempo libre para plasmar a las prisas la idea que arribó a su mente mientras pintaba en su estudio.

Forever | Tom Ryddle [HP 0.5] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora