AURELIA
Por suerte, cuando salí de la habitación de Luke drogada hasta la médula, me fui de puntillas hasta mi habitación. Agradecí que Alex estaba dormida, no quería tener que esforzarme en encontrar alguna cara cuando me cantara el feliz cumpleaños. Esa era una de las cosas que odia, que me cantaran el feliz cumpleaños; no era un feliz, era un triste cumpleaños, siempre la pasaba mal. Aunque el pasado la pasé de lujo, pero no creo que ahora sea así.
Así que ahora, luego de tener una siesta de cinco, estaba disfrutando el desayuno que me había preparado Alex, pancakes con frambuesa y miel y jugo de naranja exprimido, ah y ni hablar del dolor inmenso que tenía en la cabeza. Dejo el desayuno a medias y sacudo mis manos.
-Estaba delicioso, Lex.
-¡Gracias! Lo he hecho con amor y exclusivamente para ti.
-Ohh, eres una románticona. -Hace un gesto como de ya lo sé- Y modesta.
-¿Qué hay en la lista para hacer en tu cumpleaños número diecinueve?
-Nada, no planeo hacer absolutamente nada. Hoy es mi día de descanso.
-¿¡Qué!? -chilla. Su voz era un martillo que no paraba en mi cabeza- Hoy es día de emborracharse.
«Dato del día, ya estoy borracha... y drogada»
-De acuerdo, pero solo nosotros, los de siempre.
Sabía que iba a hacer todo lo contrario, pero ¿qué iba a hacer? Al fin y al cabo era Alex Crimson.
Dejo el desayuno lejos de mí y me levanto para ir con pasos perezosos hacia el baño. Me quito la ropa y la lanzo lejos, me suelto la coleta que me había hecho -aunque no sirvió de nada ya que los mechones de escapaban por casi todos lados- y me meto en la ducha. El agua fría cae sobre mis hombros apenas la abro. Me congelo y la cambio a caliente lo más rápido que puedo, pensé que había abierto la caliente. Que distraída.
Luego de la maravillosa ducha, que no quería salir, me envolví el cuerpo en una toalla y dejé que mi pelo empapara mis hombros. Me observé en el espejo, estaba pálida y las ojeras se notaba bastante, pero eso de las ojeras ya era común en mí. Agarré el cepillo de pelo y lo pasé por mi cabeza hasta desenredar completamente mi pelo. Me hago un enjuague bucal y luego sonrío antes de salir.
-Que bueno que saliste, te dejé tu ropa en tu cama. -Comenta la rubia mientras se delinea el ojo con pintura dorada.
Doy media vuelta y, efectivamente, está la ropa que decía ella. Suspiro, no tenía tantas ganas de usar un vestido, pero no quería ofender a Alex y sus gustos extravagantes. Me deshago de la toalla y me pongo aquel vestido violeta tirando a lila, me quedaba ajustado de un poco más arriba de la cintura hasta arriba -me apretaba en el pecho, si estuviera delante de cualquiera sus ojos irían directo ahí-, y era suelo hasta los muslos. Tenía como unos elásticos en las mangas cortas. En fin, me quedaba bien. Obviamente, usaré las converse, sin duda.
Y, como si Alex tuviera poderes psíquicos o de telepatía, dice:
-No usarás tus zapatillas, hoy no.
-¿Por qué no? Son cómodas para mí.
-Son...
-No te atrevas a decir que son feas. -Le advierto con mi dedo. Ella se encoje de hombros, escondiendo su cabeza entre ellos, y sonríe.
-Oh no, como quieras, puedes usarlas.
-Y lo iba a hacer. -Murmuro, firme.
Luego de que Alex se preparara, nos fuimos caminando hasta donde sea que estábamos yendo. No tenía idea de a dónde me estaba llevando, pero yo solo la seguía
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Besos Lejanos [#2]
Teen FictionAurelia está decidida a ser una nueva persona, ya sea para bien o para mal... Las cosas no siguieron de la mejor forma tras el último año, tal vez los siguientes que pase ahí seguirán de mal en peor. Solo es cuestión de acostumbrarse a la tormenta. ...