Capítulo 30

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Son muy difíciles las decisiones que tienes que tomar cuando quieres algo

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Son muy difíciles las decisiones que tienes que tomar cuando quieres algo.

AURELIA

Ya había tomado una decisión, me había decidido y ahora solo tenía que entrar a la boca del lobo. Esto podría salir bien, aunque también mal. Cruzaba los dedos para que saliera bien. Seguro alguien iba a salir afectado con esto, capaz era muy egoísta por pensar solo en mí. Aunque eso era lo que había que hacer, pensar en el bienestar de uno mismo para no salir afectado. Solo nos quedaba ser egoístas. ¿No?

Lo tenía arrodillado frente a mí, estaba ahí y me miraba como si fuera lo más preciado que hubiera tenido en su vida. Pero estaba segura que en esta vida no íbamos a congeniar, tal vez en la otra vida podríamos estar juntos, él era bueno para mí, pero no era mi estilo. Mi gusto en cuanto a chicos estaba a unos a un piso de acá.

—Augustus...

—Ya sé a qué has venido. —Me corta con suavidad. Ya no me estaba viendo con ternura, o no tanta como hace un rato.

—Yo lo siento, de verdad lo siento.

—No tienes que disculparte. Estás haciendo lo que te dicta el corazón. Sé que en un principio no querías estar conmigo y aún no entiendo por qué estabas conmigo sabiendo que no querías eso.

—Lo siento. —Susurro. Me había quedado sin palabras.

—Eres inteligente, eres la chica más inteligente que conocí... Pero esto que haz hecho no me pareció bueno para ti, no puedes obligarte a hacer algo que no quieres. Tienes que aprender de una vez que tú estás primera.

—Yo...

—No digas nada. —Sonríe— Ve y busca un propósito que te haga feliz, no te quedes con lo fácil. Busca a alguien que de verdad quieras, pero búscate alguien que también te quiera.

Apoyo su mano en mi rodilla y le dio un leve apretón, le devolví la sonrisa. Se me rompió el corazón un poco al ver cómo se limpiaba una lágrima escurridiza de su rostro.

No habíamos durado más de dos meses, pero en ese tiempo me sentí cuidada. No amada, porque el amor que él me daba no era el que yo quería. Sí, puede que sea desagradecida con él, pero no era lo que quería y no me podía privar de lo que a mí me gustaba.

Me incliné hacia delante y lo estreché en un abrazo. Me susurró cosas bonitas y dulces al oído. Luego se fue de la habitación y me quedé allí, esperando a que algo bueno pasara. Algo bueno que llevaba esperando meses, quizá años.

Besos Lejanos [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora