Las adicciones son difíciles de dejar, ¿no crees?
No podía creerlo, simplemente no podía. Me había dejado llevar por él y sus besos... ¡Increíble! Me sentía con la dignidad por el subsuelo, avergonzada, engañada.
Me había jurado no besarlo, olvidarlo... ¡Tenía que besarme de esa manera!
Aunque... lo había disfrutado, mucho. Su aliento mezclándose con el mío, su lengua jugueteando ferozmente con la mía; sus manos en mi cuerpo apretujando mi piel. ¡No! Debía dejar de pensar en él sexualmente. Debería.
Me sentía tan culpable, por todo. Me sentía sofocada con tantas cosas. Pero por lo menos le había dicho lo que quería decirle a esa tal Chloe... Charlotte.
Sonreí al recordar la cara descompuesta de esa rubia. Me doy vuelta, aun recordando cuando la dejé solita con cara de espanto. Luego me di cuenta de que no estaba sola y mi sonrisa se fue esfumando a medida que vi que una cabellera rubia estaba al lado mío, descansando sobre la almohada. Me había olvidado que estaba durmiendo en su cama. En realidad, me había distraído tanto en el pasado que me limité a fingir que había olvidado en dónde estaba.
Él era bueno, me trataba de la mejor forma posible, me animaba cuando estaba decaída, me contaba chistes y me hacía reír; me acariciaba y me daba mimos, también me besaba con calidez y sumo cuidado, como si me fuera a romper. Me gustaba estar con él. Pero Augustus no era él. Extrañaba pelear y discutir, me gustaba porque luego terminaba en besos robados aquellas peleas, y Augustus no me daba eso. Extrañaba la adrenalina que sentía cuando estaba con él, esa locura.
Ellos eran dos polos opuestos, uno era tranquilidad y suavidad. Y el otro era salvajismo y brutalidad. A mí no me gustaba lo tranquilo, a mí me gustaba la locura. Entonces, ¿qué carajos estaba haciendo con mi vida?
¿Era esto lo que merecía? Un chico que me trataba excelente. O ¿merecía otra cosa?
Unos ojos pardos me vieron y entré en pánico. Él sonrió y pasó su brazo por mi cintura y me atrajo hacia su cuerpo.
—Buenos días.
August acercó su cara a la mía e intentó besarme a los labios, corrí mi rostro.
—Tengo mal aliento. —Murmuro.
Él sonríe de lado y me deja un beso en la mejilla. Se levanta de la cama y me deja ver su espalda desnuda y sus bóxer blancos ajustados. Es atractivo. Quería quitarme las ganas sexuales que tenía, con recordar me entraron ganas lujuriosas.
Me levanté de la cama, aun con su remera puesta y unas braguitas, y caminé tratando de ser seductora. De manera lenta. Llevé mis manos a sus hombros y lo acaricié suavemente, pasando mis dedos por sus brazos y por su espalda. No era tan alto, lo cual se me hacía fácil apoyar mi barbilla en su hombro. Dejé de pasar mis manos por sus brazos para, luego, rodear su cintura con ellos.
—¿Qué tal si nos damos una ducha juntos? —propongo.
—Es tentadora la idea.
Se voltea y lleva sus manos a mi rostro para pasar sus pulgares lentamente por mis pómulos.
—¿Pero?
—Pero... recuerda que no puedo llegar tarde a la reunión de los líderes.
Lo había olvidado, él también era un líder. Eso me hacía acordar a que había perdido lo que más había querido, tal vez por eso intenté olvidarme del tema, para no acordarme de ella. Y a él...
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Besos Lejanos [#2]
Teen FictionAurelia está decidida a ser una nueva persona, ya sea para bien o para mal... Las cosas no siguieron de la mejor forma tras el último año, tal vez los siguientes que pase ahí seguirán de mal en peor. Solo es cuestión de acostumbrarse a la tormenta. ...