Capítulo 31

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Buscamos el perdón en otras personas, cuando en realidad necesitamos perdonarnos a nosotros mismos

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Buscamos el perdón en otras personas, cuando en realidad necesitamos perdonarnos a nosotros mismos.

AURELIA

Estas semanas no lo estuve pasando bien. No lo estoy, ni antes, ni mucho menos ahora. Tal vez cada día significa que voy progresando. Pero mierda, ¡cómo duele!

¿Tal vez eso significa que soy fuerte? Mhm, no, tal vez no. Pero puedo estar sufriendo mundos y no demostrar absolutamente nada. Pero, había una sola persona que sabía perfectamente cuándo estaba pasando por un mal momento. Uno grande para ser específica.

La noche en la que dormí con Connor... Ufff, no hablemos de esa noche. No hicimos nada pervertido. Solo que.... bueno, fue la peor noche, y la mejor noche, de mi vida. Tuve unos ataques de pánico que jamás había tenido. Pero eso no es todo; los ataques continuaron, y se hacían más fuertes e insoportables cada día. Lo bueno es que Connor me ayudó a superarlos de a poco. Pero no descarto la parte en la que todavía sigo teniendo esos ataques.

Aún seguía ansiosa, preocupada, hasta incluso enojada, por no saber el paradero de Félix. Parte de esos ataques eran por él.

Recuerdo la tercer noche, cuando no podía dormir y lo único que hacía era pensar en las cosas que le podrían pasar a Félix si no hacía nada.

Flashback:

Me sudaba todo el cuerpo, me sentía una gota de agua. Me temblaban las manos y los dedos, también más rodillas. Me faltaba el aire y no me podía mover, me sentía sofocada a cada minuto que pasaba. Inclusive hablar podía. Lloraba y no dejaba de pensar en lo que le estaría pasando justo ahora a Félix.

¡Se supone que yo debería estar en su lugar! ¡No él! ¡¡Yo!!

Me arrodillé en el piso y llevé mis rodillas al pecho. Me empezaba a tambalear y a mirar a mi alrededor. Tenía que distraerme. No, tal vez si lo hacía, algo malo sucedería.

Escondí mi cara en mis rodillas y empecé a sollozar. ¿Será ésta una etapa de la abstinencia? No lo sé. Tal vez.

Me daban náuseas y calambres. Cada que pensaba en la situación me daban ganas de vomitar. La segunda noche, fue horrible, pero casi muero ahogada por mi propio vómito.

Suspiro agitada. Me faltaba el aire ya. Levanto las manos, acondicionada de mis manos. Oh vaya, me había estado clavando mis uñas en mis palmas todo este rato. Me salían hilitos de sangre. Me asusté, porque... ¿Qué más podría hacer inconsciente?

Fin del flashback.

Sí, bueno, fue terrible esa noche. No estaba sola, claro que no, Connor me había ayudado esa noche, y la siguiente a esa y a la otra; hasta hoy.

Besos Lejanos [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora