Besos Lejanos [#2]

Capítulo 36

Sentir que llevas la culpa de todo es tan terrible que te acostumbras a tener la culpa de todo, es como una sombra que te sigue a donde vas.

En memoria de Bethany Osborne 1999-2019. Amiga, madre, hermana e hija. "Nos volveremos a encontrar en mil vidas más".

AURELIA

No pude dormir en ningún día, me dolía la cabeza y el pecho. Me costaba dormir y comer.

Estaba en un bucle, empeoraba y luego volvía a estar bien, luego volvía a recaer y así sucesivamente. No paraba nunca y me estaba lastimando.

Sentía que yo era la causante de todo, la muerte de Félix, Beth. Siento que cuando estoy empezando a ser feliz, una tragedia me persigue. Es como si tuviera una... Maldición.

Ya no tenía tantas esperanzas, la verdad que las últimas fuerzas las sacaba de las pocas personas que estaban a mi alrededor, las que me hacían feliz. Verdaderamente ya no tenía fuerzas para seguir.

»Voy a ser honesta una vez, tal vez sea la última vez, nadie sabe. Nunca te dije por qué estaba aquí. Bien, empecemos por lo principal, la tragedia que ocurrió en Sidney, mi antigua ciudad. Supongo que soy responsable de esa tragedia también.

Recuerdo que estaba con Félix y mi antiguo novio, Marcus, estaba enamorada de él... supongo que él también de mí. Los tres estábamos en una terraza bebiendo, creo que luego de tres botellas ya estábamos ebrios. Recuerdo que a Félix se le ocurrió la terrible idea de caminar por el borde de la terraza. Obvio que en ese momento no me importaba nada, era una adolescente inmadura.

Yo fui la primera en caminar, por suerte pude caminar bien y no caí. El segundo fue Félix, casi le erró. Luego, Marcus, él era el que en peor estaba. Empezó a caminar por el borde con descuido, empezó a tambalearse. Allí me di cuenta de que fue una terrible idea, lo obligué a bajarse pero él estaba negado y siguió caminando.

Me acerque a él e intenté tomar su mano, pero fui tan torpe que resbalé y choque contra sus piernas. Su cara fue de horror cuando cayó hacia el otro lado, por suerte se aferró al borde, sus dedos ejercieron mucha fuerza y empezaba a resbalarse. Yo corrí e intenté ayudarlo, pero ya era tarde. Sus ojos me vieron llenos de lágrimas, fui lo último que vió antes de caer. Nunca me pude perdonar por eso.

La noche siguiente, su padre vino a nuestra casa y golpeó tan fuerte y seguido que creímos que algún loco quería entrar. Mi padre fue quien abrió la puerta. Su padre entró y nos empezó a gritar a todos, su mujer también entro pero estaba llorando desconsolada, tan desconsolada que creí que si le hablabas iba a romperse allí mismo.

Si padre me vió y me señaló, luego dijo algo que nunca podré borrar de mi cabeza: "eres la culpable de su muerte, eres una amenaza para todos. Su muerte estará en tu consciencia hasta el último de tus días, siempre supe que eras una mala influencia y nunca debí dejar que se metiera contigo, eres una puta que solo buscaba fregar su trasero con mi hijo". Luego de esas mismas palabras, mi padre le volteó la cara de una piña. Lo tiró al suelo y empezó golpearlo hasta desfigurarle el rostro. Tuvo una orden de alejamiento de ellos, nosotros también.

La semana siguiente, mi padre empezó a beber compulsivamente, estaba pagando cuentas de la casa, también estaba estancado con las orden de alejamiento y el juicio que le metió el Sr. Smiths. Una noche, la recuerdo dolorosamente; él llegó del trabajo, yo estaba en mi habitación casi dormida. Estaba a punto de dormirme, cuando él entró histérico a mi habitación, empezó a chocarse todos los muebles. No se dió cuenta hasta que me distinguió y me señaló con la botella de licor que llevaba en la mano. Me dijo que era una inservible y que lo único que hacía era arruinarle la vida, me llamo prostituta y una puta necesitada. Esa fue la peor noche, no sólo por esos insultos, si no que luego de gritarme esas cosas se acercó a mí y me empezó a golpear... Luego, me quitó la ropa y abusó de mi cuerpo, de mí. Fue tan traumático que no comí por tres semanas, no salía de mi habitación y lo único que hacía era llorar y lamentarme por todo.