Capítulo 19

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Fui lo más fuerte para hacer eso y no otra cosa.

AURELIA

Habían pasado dos semanas desde el día en que acompañé a Connor a despedirse por completo de su madre, desde ese entonces las cosas se habían vuelto a poner tensas, eso no cambiaba el hecho de que él estuviera triste, al contrario, estaba mejor y se le notaba. Me había quedado una semana en su habitación, él no quería salir para absolutamente nada, le daba mi comprensión, me había dejado en claro que no quería que le diera lástima, no me daba, lo entendía más que a nadie por lo que estaba pasando, no se levantaba de la cama hasta que un día decidió hacerlo por cuenta propia. Seguro se había cansado de estar todo el día echado en la cama. Se levantó con una perspectiva distinta, se le veía bien.

Ahora yo estaba de vuelta en mi habitación, quise dejar las cosas en orden y alejarme de aquella habitación que tantos recuerdos me traían. Sí, ambos teníamos la culpa de haber dejado las cosas así, pero principalmente era mía, yo había puesto un freno y... mirenme, aquí estoy otra vez. Caí de nuevo en sus besos eróticos y dulces.

Me observé en el espejo y oculté mis brazos bajo las mangas de aquella remera con franjas negras. Me sentía más segura si no mostraba mis brazos, era mejor, evitaba los comentarios de las personas metidas que no son felices ellas mismas y eligen criticar a los demás.

Tenía unas grandes bolsas negras bajo los ojos, me lavé la cara y simulé que no tenía nada de eso. Me recogí el pelo en una coleta, estaba opaco y le faltaba brillo, así estaba siempre. Me acomodé mis pantalones y salí del baño. Me esperaban tres personas allí y al salir me miraron.

No estaba en mi habitación y era lo que más quería ahora; estábamos en una especie de jardinería llena de plantas dañadas, se habían olvidado de cuidarlas y ahora estaban tristes. Decidimos arreglar todo este desastre, habíamos hablado con algunos amigos para hacerlo y entre ellos le avisaron a Connor.

—¿No estaba contaminada el agua? —pregunta Lex con una mueca de disgusto.

Ruedo los ojos y camino hasta donde ellos estaban.

—Estaba cristalina, así que supongo que no. —Los miro a cada uno mientras me coloco los guantes— ¿Solo nosotros cuatro seremos?

—Falta Augustus, Noah y Connor. Vendrían los tres en el auto de Noah. —Murmura, distraído, Ryan.

No quería ni imaginar lo que pasaría en ese auto con ellos dos juntos. Me aterraba por Augustus, su buena actitud casi siempre era pisoteada por la frialdad de Connor.

—Ah. —Susurro— Bueno, empecemos mientras vienen los otros tres mosqueteros.

—Sí, hay que ganar tiempo y luego le dejamos el trabajo fácil a ellos, me gusta la idea lía. —Rueda los ojos la pelirroja.

—No es lo que dije Beth —suspiro—; empezaremos por limpiar las pobres plantas y les dejaremos el trabajo pesado a ellos, levantar los muebles tirados.

—Esa idea me gusta.

—Ya lo sabía, manzana envenenada.

Una carcajada se escuchó por todo el lugar, aquel nombre le había causado un recuerdo gracioso, a pesar de que casi nos atrapen fue divertido. Hubiera pagado mis ahorros por ver la reacción de Adam al ver su oficina desfigurada.

Tus ahorros son dos monedas y un botón viejo.

—Ya ha pasado bastante desde la última vez que usé ese nombre. Tendríamos que volver a hacer algo parecido.

—Sí y terminar casi atrapadas. —Murmura Lex.

—¡Oh vamos! No fue tan malo, sí, casi pasó lo peor, pero fue lindo destrozar algo preciado para la otra persona. —Rueda los ojos Beth.

Besos Lejanos [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora