Tus besos son una tortura.
AURELIA
Estaba cansada de seguir encerrada en mi habitación solo para tratar de ignorar a Connor, estaba tan cansada de fingir que no me hacía daño verlo feliz con ella. Tal vez si hubiera dicho a tiempo lo que sentía, nada de esto estuviera pasando. Pero simplemente no pude, por temor, y aquí estamos, otra vez. Sufriendo.
Me levanté, me puse mis mejores calzas y salí a correr. No tenía idea de qué hora era pero yo ya estaba corriendo por las calles. Necesitaba despejar la mente, tal vez corriendo me ayudaría, o tal vez solo me haría sudar.
No sabía cuánto había corrido pero ya estaba amaneciendo. Ya era una gota de agua, sudaba por todos los poros de mi cuerpo.
Últimamente me agitaba rápido, me sentía cansada y con ansiedad. Será que... No, imposible.
Dejé de correr cuando ya no podía seguir más. Me di cuenta de que había corrido por el bosque; terminé en la cabaña. Estaba arruinada, tenía enredaderas por todas partes y telarañas también. Me quité mis audífonos y entré a la casita. Tuve que darle una patada a la puerta porque estaba trabada. Me cubrí la boca al sentir un horrible olor a húmedo.
En algunas paredes había moho en las esquinas. Luego una gran idea, algo loca pero interesante, se me vino a la cabeza. Me voltee. Enseguida me viene el rayo del sol en los ojos y lo que hago es taparme con el antebrazo. Luego vuelvo a correr de vuelta hacia el edificio. Corrí aún más rápido. Tanto que creo que rompí mi récord.
Frené y caminé lento mientras respiraba lento y pensaba en las palabras exactas que le diría al pequeño Parker que en ocho meses sería padre. Guardé mis audífonos y entré al edificio. Subí las escaleras de dos en dos y llegue al último piso, donde estaba la habitación de Parker; camine lento ya que me dolían las piernas, y luego de una lenta caminata llegue a su cuarto. Golpee tres veces y una vez más, luego otra seguida y una última con una gran sonrisa en el rostro. De seguro esta idea le gustará.
¡Por fin! La puerta se abre. Ya estaba a punto de tirarla de una patada.
Mi sonrisa se borró y quede petrificada en la puerta.
—¿Podrías dejar de golpear... —se calla a sí mismo cuando me ve— ¿Qué haces aquí?
—Lo mismo me pregunto.
—Yo vine a ver a Parker.
—Yo igual, así que si no te importa... —le corro el brazo y entro a la habitación.
—¡Lía! No sabía que vendrías. —Se exalta el rubio.
Me le quedo viendo, tenía unas grandes ojeras y estaba sentado en el sillón rodeado de papeles y bolsas de comida. Enseguida se había levantado cuando me vio, se sacudió las manos y me dio un abrazo.
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Besos Lejanos [#2]
Teen FictionAurelia está decidida a ser una nueva persona, ya sea para bien o para mal... Las cosas no siguieron de la mejor forma tras el último año, tal vez los siguientes que pase ahí seguirán de mal en peor. Solo es cuestión de acostumbrarse a la tormenta. ...