ROMA

19. Mamá oso.

Ha pasado ya un rato desde que Helena bajó el auto, y aunque creí que terminaría con un niño de tres años llorando por aburrimiento, se ha entretenido bastante bien escuchando música. Tuve que acosar un poco el perfil de su madre en la aplicación de música para ver si tenía alguna lista con canciones para él, la cual si tenía.

Ha estado cantando los días de la semana, la canción de la granja y un par de canciones de Maroon 5.

La compañía de Lou me ha resultado más agradable de lo que creí. Hasta puedo cantar las canciones con él sin sentirme juzgada por mi mala voz, por bailar o por parecer tonta por saberme canciones infantiles y de alguna forma disfrutarlas.

De pronto veo que Helena viene caminando por la calle camino hacia donde estamos.

Se ve muy tranquila.

Bajo un poco el volumen de la música, pero Louis no se queja, ya que ha visto también a su mamá y comienza a decir emocionado que ya viene.

Al momento en que Helena abre la puerta y sube al auto, me dedico por segunda vez en el día, a escanearla de pies a cabeza esperando encontrar un mínimo rasguño o picadura de mosquito para sacar mis dotes de abogada y hacer que ese hombre se pudra en la cárcel.

-¿Ya terminaste de comprar cosas? - Pregunta Louis.

Helena frunce el ceño como si no entendiera y me dedica una mirada interrogante. Yo simplemente guiño un ojo, esperando que el niño no me haya visto.

-Sí, mi amor- le ofrece una sonrisa girándose a verlo-. Había mucha fila en la tienda, pero ya terminé.

Lou no vuelve a decir nada, ya que a pesar de que el volumen de la música es más bajo, ha comenzado otra canción que al parecer le gusta y se pone a tararear mientras regresa su atención a la ventana.

-¿Todo bien? - Hablo en voz baja para que el niño no escuche-. ¿Te dijo algo?

-Dice que no pretende alejarlo de mí, y me pidió perdón por asustarme cuando me vio entrar tan alterada- mi ceño se frunce inmediatamente, no creo que un perdón sea suficiente-. Sólo quería que aceptara hablar con él y que le permitiera conocer a Lou, no quiere llevárselo, esta arrepentido por irse y piensa darme una manutención a partir de hoy a lo que resta de su vida.

-¿Y qué le dijiste?

Se queda callada y veo que juega con sus manos intentando mirar a todo el que pasa por enfrente del auto menos a mí.

-Me vas a matar cuando te diga- murmura.

No creí que Helena cedería, como dije, por las pocas veces que llegó a hablar de él, se notaba que no podía llamarlo de otra forma que no fuera cobarde. No me molesta que haya decidido hablar con él, mucho menos que le de la oportunidad de conocer a su hijo, sólo... me sorprende.

Tal vez muy dentro de ese corazón aún le hay alguna especie de aprecio por los buenos seis años que estuvieron juntos.

-¿Tú piensas que es buena idea dejar que lo conozca? - Pregunto y ella asiente, pero casi de inmediato hace una mueca, como si esperara que le metiera un golpe por ceder-. Entonces creo que deberían organizar una cita para salir ambos con Lou- le ofrezco mi mejor sonrisa intentando demostrarle de alguna forma que la apoyaré decida lo que decida.

-¿No crees que estoy haciendo mal?

La verdad no sé la razón por la cual Sean haya decidido buscar a Helena y a su hijo luego de tres años, o si venga con una buena intención de arreglar sus errores. Supongo que ella lo conoce mejor, no creo que tantos años juntos hayan sido en vano, a pesar de que seguramente no esperaba que el chico la dejara sola al momento que descubrieron estaba embarazada.