43. El apoyo y los abrazos.

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Es viernes, y tengo entendido que padre e hija Hennman, y la señora Brown se van mañana.

Hace dos días que pasó lo de la feria, y a pesar de que Finn ya nunca me contó porque discutía con Carter en el teléfono, si me llamó esa noche. Me dijo que no había sido nada, y que tuvieron mucho trabajo ya que regrabaron la canción de Morgan, y otras cosas que no entendí sobre producción y su equipo.

No quise preguntar por la discusión, pero sonaba tranquilo, lo cual me alegra.

Luego de que él se fuera de la feria, las chicas volvieron buscándonos a ambos, y tuve que explicarles que se acababa de ir, ya que lo llamaron del trabajo diciéndole que tenía que llegar antes por una emergencia. Entendieron sin muchas preguntas, y de nuevo volví a recorrer el lugar junto a ellas. Incluso al juego del mazo, y debo admitir que le presumí a Finn que aún con mis brazos debiluchos, he llegado al numero cuarenta. Es bastante mediocre, lo sé, pero es más de lo que hizo él y buen motivo para molestarlo un rato.

En noticias más recientes, Finn me dijo esta mañana, que sus padres me habían invitado a comer con ellos hoy, y que según su madre, no aceptarían un no por respuesta. Así que aquí estoy, en un restaurante junto a los hermanos Hennman, e imaginando el ceviche que Lily estaba terminando de preparar para ambas antes de que saliera de casa.

Estuve a nada de cancelarle a Finn, pero le prometí que si vendría, incluso mucho antes de saber que Lily estaba haciendo de comer eso, así que tenía que cumplir. Aunque no salí de casa sin antes hacer a mi amiga prometer que me guardaría la parte que me correspondía en lugar de dársela al odioso vecino con apellido impronunciable.

-¿Skylar Hennman?- Habla la mujer que se encarga de asignar mesas.

Sky alza su rostro y se pone de pie para acercarse a ella. Finn la sigue, y no sé si debería hacer lo mismo, pero lo mejor que se me ocurre es eso. Así que lo hago.

-Su mesa es la que está frente a la ventana- señala la mujer-. Ya pueden pasar.

-Gracias- dice la rubia con una sonrisa antes de girar a nosotros-. Finn, mamá y papá están afuer...

El chico se adelanta a paso apresurado a seguir a la mesera y luego de hacerle una seña de agradecimiento camina un par de metros más hasta la puerta del baño.

Varias veces me dijo que se estaba haciendo en los pantalones mientras esperábamos. Skylar y yo le dijimos que entrara al baño, pero él aseguraba que iban a reclamarle porque aún no había consumido nada y eso estaba mal. Le dijimos que íbamos a consumir y no podrían decirle nada, pero insistió en que aún no teníamos ni mesa, y si decidíamos irnos si tardaban mucho, ya habría ido al baño.

No entiendo la preocupación, ya habría ido, no es como que le hagan tomar una jarra de agua para que se vaya de nuevo con la vejiga llena.

-Le pasó eso hace como diez años y sigue sin superarlo- rueda los ojos, y esta vez se dirige a mí-. Iré a avisarle a mis padres que ya pueden entrar.

Cuando llegamos la pequeña sala de espera estaba repleta de gente, y era tanta que la señora Brown dijo que se sentía asfixiada y prefería esperar afuera. El señor Hennman fue lo suficientemente caballeroso para decirle que la acompañaba para que no esperara sola. Según me dijeron los chicos, ella siempre ha tenido eso con las multitudes en lugares cerrados.

-Yo les digo- ofrezco-. Ve que la mesera espera- señalo a una chica que nos mira esperando a que avancemos para dejar los menús.

-Bueno-asiente la rubia-, no creo que se hayan alejado mucho. Dijeron que estarían bajando las escaleras de la entrada.

Sky se gira hacia la chica, y ella le sonríe cuando comienza a caminar en dirección a la mesa.

No me quedo a ver que sucede, ya que me giro y me mevo entre las personas que están aquí para poder llegar a la puerta.

ROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora