59. Segunda ley de Murphy.

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Me recargo en la puerta del baño y miro cómo Finn va balanceandose de un lado a otro en mi habitación. Sus movimientos al caminar eran bastante torpes, pero bailando hasta me atrevería a decir que está sobrio.

He venido a lavarme los dientes, y todo el camino desde el estacionamiento hasta que lo dejé en mi habitación estuvo cantando la misma canción de Queen. Aunque le pedí que se quedara sentado en la silla de mi escritorio, y claramente no me ha obedecido.

Enjuago mi boca, y camino hacia mi habitación a paso apresurado antes de que termine estampando su cabeza en el suelo.

-Oye- toco su brazo intentando llamar su atención.

Pero sólo me resulta contraproducente, ya que se gira, y me toma del brazo para hacerme dar una vuelta sobre mi eje.

La manga de su suéter se pega a mi espalda y al estar empapado me hace sentir frío, por ello termino alejando un poco mi cuerpo del suyo.

-Can you feel my love heat?- Canta y toma mi rostro para dejar un beso en la punta de mi nariz.

Su cabello va empapado, y mechones de este le caen por la frente pegándose a ésta.

Estaré sorprendida si mañana no terminamos con un resfriado.

-Finn, ya siéntate, debes dormir.

-Amargada- canturrea sin alejarse de mí-, mejor canta conmigo. Es un día de celebrar, estoy muy feliz.

La cercanía entre ambos, la forma en que me mira y el hecho de que en verdad es un buen día para él me hace casi imposible decirle que no.

Me limito a cruzarme de brazos intentando que comprenda que debe dormir, pero su respuesta se reduce a sonreírme y arrugar su nariz cómo si se estuviera burlando de mí siendo mandona.

-¿Al menos hablar?- Insiste y comienza a hacer círculos imaginarios con sus pulgares por la piel de mis mejillas.

Hablar.

Realmente pretendía hablar con él, pero no en ese estado, así no podemos hablar de lo que se supone que deberíamos.

-Primero te ayudo a cambiarte- murmuro-. Vas a resfriarte si te quedas con esa ropa.

-Si querías desnudarme podías haberlo dicho con sinceridad.

Lo que menos necesito es un Finn hormonal ahora mismo.

Ruedo los ojos y tomo su brazo para empujarlo hacia una de mis cajoneras con ropa.

-La sinceridad es una de mis cualidades, créeme que sólo pretendo prevenir un resfriado.

-¿Una de tus muchas cualidades?- Pregunta en cuanto tomo el borde de su sudadera y le hago quitársela.

No hace objeción alguna, e incluso se agacha un poco para ayudarme. Una vez que dejo la sudadera en el suelo, toco su camisa sólo para darme cuenta de que ésta seca, y puedo dejársela.

-Una de las pocas.

Prosigo a desabrochar su pantalón.

-Puedes agregar a tu lista de cualidades cuidar de novios borrachos- anuncia.

Levanto la mirada y noto cómo él sigue completamente erguido; tan sólo me mira cómo si la situación fuera el equivalente a estar teniendo una conversación sobre el clima.

-Apóyate en mis hombros- doy un toquecito a estos, y Finn no tarda en comprender que es para poder quitarle el pantalón sin que se caiga.

Cuando me deshago de éste, me suelta, y yo me agacho para tomar la ropa que ya había dejado en el suelo.

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