40. Las luces nocturnas.

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Hace rato recibí una llamada de Lily preguntándome dónde estaba, y es que olvidé completamente avisarle que no iría a casa luego de mi clase con Elliot. Cuando pasó eso, ya ni siquiera estábamos en el departamento, sino que los padres de Finn, dijeron que querían ir a cenar antes de volver a su hotel, y nos invitaron a ambos.

A Finn porque es su hijo, a mí porque supongo que era una grosería no hacerlo. Pero creo que les agradé a ambos. No es como que tuve una gran conversación con ellos, pero me sentía bien a su alrededor. Era como si de nuevo me hubieran acogido en su familia, al igual que cuando tenía dieciséis.

La cena terminó, y mayor parte del tiempo la pasé callada, ya que era Finn hablando sobre su trabajo. Algunas cosas que ya sabía, y otras que pasaron durante estos días, las cuales no tenía idea.

Como por ejemplo, que Víctor les hizo posponer el álbum un mes, porque otra banda, la cual está en contrato con su hermana, está por sacar nueva música, y toda la atención estará en ellos. Además, creo que BlueSquare no se resistió mucho a esa orden, ya que tendrán más tiempo de afinar detalles. O al menos eso ha dicho Finn.

Ahora voy viendo las luces de la ciudad pasar, con mi cabeza recargada en el asiento trasero del auto. Fred va conduciendo, mientras tararea la canción de la radio, y Maya se ve muy feliz cantándola y bailando discretamente. Finn, por otra parte está al otro extremo del asiento, y mira por la ventana demostrando interés en el camino y tamborileando sus dedos al ritmo de la música.

Pero nada de eso es lo que más llama mi atención, ni siquiera el hombre que baila como Shakira en el semáforo. Sino cómo Maya apoya su codo en la parte que divide los dos sillones y de vez en cuando, cuando hay ciertas partes de la canción que parecen gustarle más, pone su mano en el hombro de Fred. El cual responde con miradas... no muy dignas de un ex esposo.

¿Es mi idea o se están coqueteando?

Giro a ver a Finn, pero él va en su mundo, así que me quito el cinturón de seguridad intentando no llamar la atención con el sonido, y me deslizo hasta quedar junto a él, quién al darse cuenta de que he llegado a su lado, se gira a verme con curiosidad.

-¿Tú mamá aún tiene novio?- Pregunto en voz baja sin poder recordar el nombre de la persona con la que salía hace años.

A Skylar no le gustaba mucho que saliera con él, pero en cuanto lo conoció no pudo negar que el hombre era un encanto, y que trataba a su madre de maravilla.

-Sí, ¿por qué?- Responde de igual forma.

-Porque se están coqueteando- hago una seña con mi cabeza hacia ellos.

La mujer sigue acariciando disimuladamente el hombro de su ex esposo, y él continúa comiéndosela con la mirada cada vez que puede retirar la mirada del camino.

Madre mia, cuanta tensión.

Finn ríe, y no se molesta en disimularlo ni un poco. Tampoco fue una carcajada, pero al menos ha reído lo suficientemente alto para que sus padres escuchen. Maya gira hacia nosotros con una sonrisa, pero cuando nota que Finn está riendo por algo que le dije, simplemente regresa la mirada al frente.

-¿Qué es tan gracioso?- Lo miro mal.

-Que todas las personas que conocen a mis padres me dicen eso- admite acercándose un poco a mí para no hablar tan alto-. Siempre se han tratado así, Helga. Creo que por eso Skylar siempre tuvo la esperanza de que volvieran.

-Pues no la culpo.

Si sus padres se ven de la misma forma que yo veo a Finn, cualquiera en su sano juicio creería que sienten algo uno por el otro.

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