ROMA

44. Sentimentalismos.

Finn POV

Ayer que estuve en casa de Chelsea ni siquiera me di cuenta que me había quedado dormido encima de ella, al menos hasta que tuvo que despertarme porque no la dejaba respirar. Creo que no lo hizo hasta luego de una hora que estuve ahí, pero de todas formas, la única diferencia fue cuando yo me eché a su lado y me abracé a ella para seguir durmiendo. Sé que ella no durmió, cuando desperté miraba su teléfono bastante tranquila, mientras seguía acariciando mi cabello.

He estado cansado de estas ultimas semanas. El tener un mes extra para presentar nuestro álbum, le dió a Victor la maravillosa idea de que tendríamos tiempo suficiente para presentar quince canciones. Y es que apenas tuvimos listas las ocho que habíamos planeado al inicio, no hemos parado de componer y arreglar letras. Incluso los demás me pidieron que intentara ayudarles compartiendo una de las mías; tuve que acceder a presentar dos con la condición de que se pondría un pseudonimo a la hora de decir los autores, no me quiero ver tan expuesto a un montón de personas que no conozco, mucho menos cuando estamos a cargo de Victor y a él le encanta crear controversia.

Que por cierto, una de las canciones la escribí para Skylar, y la otra para Chels, no estoy seguro de si quiero decirles que son para ellas, pero de todas formas la letra es bastante clara, lo sabrán en cuanto las escuchen.

Esas letras nos sacaron bastante de apuros.

Mis amigos saben que me esfuerzo. A diferencia de otras personas, claro.

Mi padre siempre tiene que comentar algo que podría estar haciendo mejor, pero nunca hay un sólo comentario sobre lo que ya estoy haciendo bien.

Ayer que Chelsea preguntó si lo quería fue cómo un golpe duro en el estómago. Y no mentí cuando dije que no lo sabía. A veces me hace enojar tanto que me atrevo a pensar que no lo quiero, pero luego lo veo estresado por el trabajo, preocupado cuando Skylar no responde su teléfono, o cansado y aún así, siendo amable con todos y casi me siento mal por creer que puedo odiarlo. Quiero justificarlo, decir que sólo quiere mi bien, que no lo hace con mala intención lo que me dice, pero a veces aunque me desee el bien, no lo hace de una forma que se sienta bien. Porque en realidad es todo lo contrario.

-¿En que planeta vives?- Escucho la voz de Skylar.

-Si mal no recuerdo, en la tierra- respondo girándome a verla.

Estamos en el aeropuerto, me insistió en que me fuera y que ella esperaría sola, pero no tenía nada mejor que hacer, y realmente no quería volver al departamento tan temprano, los demás seguro que siguen dormidos.

-Pues tu mente anda en alguno otro- niega cómo una madre decepcionada de su hijo-. Y estoy segura de que es por lo de ayer.

La sala de espera está casi vacía, lo cual nos hizo fácil encontrar asientos para ambos. Antes de venir aquí, la acompañé a dejar su equipaje, y no sé cómo ella sola ha podido levantar su maleta de dos toneladas, si apenas he podido hacerlo yo.

-Ellos lucen bien juntos.

-Pero no te gustan juntos- murmura.

-A ti no te gustaba mamá con Erick, y también lucían bien juntos.

-Terminó gustándome- dice intentando convencerme-. Era gracioso y amable.

-Bueno, terminará gustándome, es mi papá después de todo.

Noto que Skylar está dispuesta a hablar, así que me adelanto a hacerlo yo.