24. Mil ciento once.

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Pocas veces hago cosas por impulso; esta es una de esas veces que me digo: eres una tonta. Pero desde que mi niña interior me gritaba que fuera más espontánea, me convencí de que no dejaría de sentirme así de rara hasta que no hiciera algo por ella.

Desde la vez que me encontré con Isaac en el club, ya no podía pretender que no recibía sus mensajes. Intentaba ignorarlo, y aún lo hago de vez en cuando, ya que me envía bastantes mensajes. Sin embargo, una parte de mí, todavía dice que no me ha hecho nada, y tal cómo lo dijo Morgan cuando ambas hablamos en el baño: tal vez me llevo una sorpresa y resultamos convirtiéndonos en buenos amigos.

Ahora mismo estoy en un restaurante bar, es lindo, pero la horrible y opaca luz hace que me duelan los ojos. Y eso que todavía ni llegamos a nuestra mesa.

La mesera nos indica una libre al centro del lugar, y me doy cuenta de que es un sillón en forma de U.

No le vi lo malo, hasta que en lugar de quedar frente a frente, cómo lo harían dos viejos amigos que no se tienen tanta confianza porque no se han visto en mucho tiempo, se ha recorrido hasta quedar junto a mí.

Más cerca de lo necesario.

Instintivamente me deslizo un poco al lado contrario, y aprovecho para poner mi bolso de intermedio entre ambos.

-¿Qué has hecho desde la graduación?- Pregunta tomando el menú que tiene enfrente para revisarlo-. Muchas cosas pasan en un año, más cuando hemos dejado de hablar desde entonces.

-Eh... en realidad no mucho- confieso tomando mi menú-. Estuve trabajando en la misma oficina hasta hace poco.

-¿Y ahora dónde trabajas?

-En un bar.

-¡Geníal, tal vez un día vaya a visitarte! ¿Cual bar?

Mierda, yo y mi bocota.

Mentir suena bien en este momento.

-Uno cerca de...

-Hola, mi nombre es Alexis, ¿puedo tomar su orden o prefieren que regrese luego?- La dulce voz de la camarera nos interrumpe.

Alexis, te amaré por siempre.

-Sí, yo quiero la pasta con pollo- digo lo primero que veo en el menú-. Y un vaso de limonada, por favor- le sonrío.

Tengo que aprovechar a que olvide la conversación antes de que pida otro minuto para decidir. Si la chica se va a ahora, la conversación quedará justo donde se quedó, y por alguna razón, siento que no quiero verlo aparecerse en mi trabajo.

Esto no es lindo, ni siquiera sé porqué he aceptado venir. Yo y mi estúpida idea de salir de mi zona de confort, sólo ignorando mi sexto sentido, porque bien salir con BlueSquare también fue salir de lo que estoy acostumbrada y nunca me sentí así.

¿Pero por qué demonios me siento así?

-Quiero lo mismo- dice Isaac antes de entregarle la carta a la chica.

Una vez que ella se va, me doy cuenta de que si no quiero regresar al tema dónde le digo dónde encontrarme, necesito esforzarme un poco por cambiar el rumbo de la conversación.

-¿Y cómo está tu novia? ¿Sigues con ella o...?- dejo la frase al aire.

A Isaac le encantaba hablar sobre ella, estuvieran juntos o no, así que espero que siga siendo así.

-Pues hace cómo seis meses descubrí que estaba engañándome, así que ya no es mi novia.

Ups.

-¿Pero sabes qué? Ni siquiera me sorprendió.

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