ROMA

53. Los romanticos.

Doy un trago a mi jugo y escucho una vocecita a mi lado decir:

-Aquí vemos la televisión juntos.

-Pero aquí no hay televisión.

Estoy en mi habitación con Louis, y ambos estábamos jugando a los caza fantasmas, ya que al parecer acaba de conocer la película hace unos días y ahora quiere ser uno de ellos.

Al menos hasta que dejó de prestarme atención y se puso a jugar por si solo, así que me vine a sentar a la cama esperando que decidas invitarme de nuevo.

-¡Pero es un juego, Chellie!- Se da una palmada en la frente.

Vaya, cuanta frustración para un cuerpo tan diminuto.

-Estamos viendo la televisión y luego nos llaman para cazar fantasmas.

-¿No quieres mejor ir a cenar?

Niega-No, gracias. Ya cené ayer.

Al principio no creí que me gustaría tanto hacer de niñera. Y es que tal cómo lo prometió, Helena me llevó a mi departamento la noche que renuncié al bar. Momento el cual aprovechó para ofrecerme cuidar a Louis, ya que despidió a la niñera anterior por faltar cada que se le daba la gana. Se supone que tenía a Sean, pero Helena dice que quiere que le cueste el hecho de obtener la confianza de quedarse con el niño por las noches.

Bueno, ya sabrá ella. Yo veo que no tarda en ceder.

El pago que me ofreció por semana es bastante decente, y me ofrece mi cena diaria con tal de que yo se la sirva a Lou también.

Bueno, teniendo en cuenta mis pocas habilidades culinarias, y el hecho de que ya me estoy hartando de la comida del bar, me parece que comer lo que deja preparado Helena es una maravilla. Aunque ahora hizo una excepción y por asuntos de tener que salir pronto de su casa, tuvo que dejarlo aquí conmigo, y cenaremos pizza.

Lou es bastante cariñoso, y hablador, así que también me termino divirtiendo con todo lo que dice o hace.

Me pagan por ver que un niño no se golpeé, y que me haga reír. Yo creo que es un trabajo estupendo, ya aprendí que me gustan los niños.

-Te puede dar hambre todos los días, ¿sabes?

-Pero no tengo hambre.

-¿Entonces si te sirvo algo no vas a comer?

-No, gracias.

Así lleva diciéndome toda la semana.

Porque sí, ya tengo una semana trabajando aquí. Es sábado y es probable que hoy Helena llegue un poco más tarde, pero tampoco es cómo que tenga algo que hacer.

Lily está en lo suyo, y Finn y los chicos están ocupados grabando...no sé, haciendo cosas de gente famosa.

-Bueno, haré para mí. Puedes acompañarme si quieres, y juegas en la sala.

Me pongo de pie y camino hacia la cocina, escuchando cómo los pasos de Lou resuenan detrás de mí.

En cuanto vea la comida en el plato se pondrá a comer, ya es su costumbre.

Me dispongo a preparar la cena, y una vez que me encuentro con Lou comiendo, le ofrezco ver caricaturas en la pequeña televisión que está en la cocina. Lo cual lo mantiene entretenido. Creo que cuando pensé en conseguir otro empleo para intentar hacer algo nuevo, nunca creí que terminaría cuidando a un infante. Apenas llevo una semana, pero me he divertido, y no tengo ninguna queja. Un día hasta lo ayudé a hacer su tarea. Podría considerar quedarme aquí un tiempo indefinido. Tal vez hasta debí estudiar algo relacionado con los niños. Son tan lindos. Sería cómo trabajar con un montón de sacos de rabietas y sonrisas. Cuidar de ellos e intentar entenderlos cómo hubiera querido que lo hicieran conmigo.