Desperté, al principio no supe dónde estaba, hasta que reaccioné vi que estaba en mi habitación. Me levanté de la cama, me di cuenta de que aún llevaba puesto el traje de ayer, se sentía pesado y raro, mi cuerpo entero estaba cansado.
Mis ojos me pesaban y mi cabello estaba horrendo. Me dirigí al baño, en verdad era un total desastre, el maquillaje que tenía se había corrido. Mi cara se notaba espantosa.
No sé cómo es que llegué aquí, mis recuerdos son vagos. Solo recuerdo haberla pasado mal, tantos recuerdos de golpe...
Oh por dios.
Otra vez no...
Solo espero que nadie me haya visto, no necesito llamar la atención, no necesito que me pregunten de eso. Tomé una ducha rápida para aclarar mis pensamientos. Después salí del baño a mi cuarto para cambiarme solo que me di cuenta de que no estaba sola.
—¡Mierda! —di un respingo
—Buenos días a ti también, preciosa—me dedicó esa sonrisa torcida.
¡Pero qué mierda hace este loco aquí!
No lo sé tú dime
Agarré con más firmeza la toalla que cubría mi cuerpo, no quería que pasara nada.
—Se puede saber ¿Qué rayos haces aquí? —inquirí.
—¿Se te olvida que somos como "aliados" ahora? —hizo comillas con los dedos.
—No, pero no por eso debes irrumpir mi privacidad—recalqué.
Puso los ojos en blanco y se acomodó en la cama tomando un libro de mi mesa de noche. Lo abrió y lo puso frente a su rostro.
—¿Qué haces? —pregunté—Debo cambiarme, Aarón.
—Pues cámbiate.
—Ocupo que salgas aquí para poder hacer eso.
—¿De qué va este libro? —arqueó una ceja—¿Te gusta lo cliché?
—No te importa, solo sal de aquí.
—No estoy mirando, tranquila—sonrió y después me dio una mirada rápida.
—¿Es en serio? —comencé a irritarme.
—Louis y tu hermana están teniendo una "charla" allá afuera—dejó el libro caer en su rostro—Es más silencioso aquí.
—Ugh, bien.
Me acerqué a mí armario, tomé lo que necesitaba, volví a encerrarme en el baño y me cambié lo más rápido que pude. Salí de nuevo y ahí seguía solo que ahora ya no traía mi libro en manos sino más bien su celular.
—¿Lista? —preguntó.
—¿Pará qué? —estaba confundida.
—Tenemos que hablar de unas cuantas cosas—respondió vagamente.
Comienzo a darme cuenta de que rara vez me da respuestas concretas. Siempre son solo respuestas cortas y confusas, vagas y directas.
—¿No podemos hablar aquí?
—¿En tu habitación? —sonrió—Me imaginaba miles de cosas más productivas que hacer aquí.
Ugh.
¡Yo acepto!
Dignidad querida.
Dijiste que ya no había, te aguantas.
Estúpida conciencia.
—Que desagradable.
—No suelen decírmelo—se encogió de hombros.
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Dangerous Love ©
JugendliteraturSin duda enamorarse no estaba involucrado en sus planes, no, ella tenía claro lo que haría y a quienes involucraría. Pero claro, tenía que llegar la estupidez del amor y alborotar cada una de sus ideas. Su pasado aún atormentándola y sus sentimient...