CAPÍTULO XXXVI

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Blake Steele

Por lo que me ha dicho la enfermera el día de hoy, es que ya estoy lista para volver a casa y quiero alegrarme. Ayer estaría brincando de la felicidad pero hoy no tengo tantas ganas de irme tan pronto. No sé qué cambió ni por qué fue tan fácil pero lo ha sido.

Aarón había tenido que ir a la oficina temprano, o algo así escuché, la verdad estaba medio dormida cuando vino a avisar. El punto es que había estado aquí la semana entera y ahora no sé qué hacer sola en esta casa que ni siquiera es mía.

Quiero hacer lo que solía hacer con Charlotte en casa pero me faltan dos cosas, mi casa y mi hermana. En mi casa tengo libros, muchos ya los he leído, tengo películas y tengo comida de sobra. Aquí no hay libros, la única televisión que hay está en el salón y la cuenta para ver películas está bloqueada con una clave, la cual tristemente no sé.

Aquí no hay comida decente, más que la que trae la señora que trabaja aquí. Solo trae la comida necesaria para la hora y no sobra nada, ni siquiera un poco. No hay sobras, no hay snacks, no hay nada. Sólo agua y fruta.

Que miserable me siento el día de hoy.

Que exagerada.

Ya que la señora me ha dejado amablemente mi desayuno en la mesa, subiré a mi recámara a escuchar música con mi teléfono de porquería hasta quedarme dormida. ¿Qué he estado haciendo estos días y por qué mágicamente hoy no hay nada qué hacer?

Dudas existenciales con Blake.

Y su conciencia, siempre me olvidas.

Y la exagerada soy yo.

Justicia para las conciencias, nos menosprecian.

Cuando estuve a punto de entrar a mi habitación me detuve justo frente a la puerta, miré a los lados y observé la habitación del fondo. Todas las noches veo a Aarón ir hacia allá, seguramente esa es su habitación real y no la de abajo. Dejé mi plato con comida sobre mi mesita de noche y salí en dirección a la habitación.

Abrí la puerta y encontré una habitación bastante lujosa para ser real. Es como esas habitaciones que salen en las películas o sacada de Pinterest. Literalmente solo le falta la vista al mar, el resto de las habitaciones se ven tristes a lado de esta.

Si yo fuese una habitación juro que me sentiría insegura con tan solo ver esta preciosura. Se encontraba en una escala de grises, había una alfombra gris oscura debajo de la cama, una gigantesca cama con sábanas de seda y almohadas perfectamente cómodas. El techo tenía una clase de relieve recto. Me adentré un poco más y a los lados de la cama se encontraban dos pequeños gabinetes de madera con un color grisáceo.

Justo enfrente se encontraba una gran televisión de pantalla plana. A un lado estaban las cortinas que daban hacia el jardín, el cual no conozco aún, y justo detrás de la pared donde estaba la cama había un hueco que daba directo al clóset del chico. Claramente su clóset puede ser mi habitación, literalmente.

Me va a dar algo.

Oh no...

Me ha dicho pobre en mil idiomas distintos. Estoy en un shock total. ¿Por qué el resto de la casa luce abandonada y esta habitación parece de un playboy multimillonario? ¿Y por qué yo no puedo tener una así?

Porque eres pobre.

Yo no diría que tanto...

Ajá.

Bueno, sí, estoy algo escaza de dinero. Pero no significa que sea pobre, no estoy tan bien económicamente como este hombre pero tampoco estoy tan mal en ese ámbito. Me volví a la zona de la habitación y encontré la puerta hacia el baño.

Dangerous Love © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora