CAPÍTULO XXXIX

66 12 0
                                    

Todos se están dirigiendo hacia los autos que nos esperan afuera, Aarón ya está esperándome dentro de uno así que hice un ademán de salir hasta donde él. Debo admitir que ha sido raro estar con todos aquí, mirándonos. Por un momento hasta creí que no querría que ellos lo supiesen.

Sin embargo, sentí un fuerte apretón en el brazo, deteniéndome bruscamente. Las yemas de sus dedos se clavaba firmemente en mi piel, seguramente eso va a dejar marca. Volteo mi mirada hacia la persona.

—Pero q...

—Escucha, Blake... —escucho a Amanda susurrar, sin soltar mi brazo—No sabes una mierda de lo que ha pasado Aarón, no sé qué carajos le metiste en la cabeza pero entiende cuando te digo que se dará cuenta de lo podrida que estás por dentro.

¿Y ahora qué carajo le hice? Intenté soltarme pero mantenía firme su agarre, era fuerte no voy a negarlo, sin embargo su posición está a mi favor. Desde aquí podría tirarla al suelo, podría golpearla o simplemente jalarla y hacer que se estrelle. Aunque quiero ver qué es lo que se trae entre manos.

—¿Por qué no mejor primero te ocupas de tu vida antes de venir a criticar la mía? —murmuro.

Entiendo que sean cercanos, incluso más de lo que me gustaría admitir, pero eso no le da derecho a entrometerse en mi relación.

—No conoces nada de él, ¿Qué, sólo conoces su cumpleaños y esas estupideces? No es ni una quinta parte de todo lo que yo viví con él, de todo lo que lo vi sufrir. Y ahora llegas como si nada creyendo que solo por ti...

Maldita. Se que debo hacerle caso omiso pero cada palabra que sale de su repugnante boca es cierta. Cada miserable palabra es una puta verdad.

—Será mejor que me sueltes antes de que se ponga feo— le advierto.

—Yo sé que no eres la tierna e inocente Blake que muestras, no, eres la encarnación perfecta de cada uno de los Steele s, tienes la sangre sucia de ellos recorriendo tu cuerpo. Eres la misma escoria putrefacta.

Le advertí, ¿no? Eso solo presionó el botón, agregó la cereza del pastel. Y es que me hierve la sangre que diga eso, no sabe una mierda de mí como para andar soltando esas palabras como si fueran nada. Mi familia y yo es otro tema completamente distinto como para que venga y me lo diga justo ahora.

—Te lo advertí.

Retorcí mi brazo para que el suyo, con el que me sostenía, girara de igual manera. Así lo hice hasta que sentí que se soltaba para irse pero la tomé y torcí su brazo hacia atrás, empujando su cuerpo hacia delante.

Su rostro quedó contra la barra, su brazo detrás de su espalda siendo doblado. Soltó unos cuantos quejidos y forcejeos inútiles. Quería aplastar su estúpido rostro hasta que quedara plano pero debo ser mejor que ella.

—Ahora escúchame tú, te vuelves a meter en mi relación como la sucia entrometida que eres y no te la vas a acabar—advertí.

—No me asustas, Blake.

—No, querida, es que no trato de asustarte. Te estoy advirtiendo —presioné con más fuerza su brazo—Y si no me haces caso, las cosas se van a poner feas entre tú y yo.

Escuche de nuevo como se quejaba. Me daba lástima, siendo sincera, pues ella sola y su ira se buscaron esta humillación.

—Eres una puta zorra, si le haces algo a él te metes con todos, ¿escuchaste? —musitó.

Hija de...

—No me vuelvas a decir así en tu puta vida. No sabes una mierda de mí, solo eres una jodida ardida hablando porque por primera vez en tu vida alguien no te escogió a ti.

Dangerous Love © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora