CAPÍTULO XXXVII

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Ahora que sucedió lo que quise, lo que ansiaba tanto, no sé cómo reaccionar. Hace un segundo todo fue causa de la emoción del momento, me lancé por primera vez sin miedo alguno y ahora no sé cómo hacerlo de nuevo o si tan siquiera pueda hacerlo de nuevo.

Es raro porque la única "relación" que he tenido fue con Jace, quien por cierto no me ha intentado contactar desde hace ya bastante tiempo, y lo cierto es que en realidad nunca fue una relación seria. Yo sé que las cosas al final se complicaron, demasiado, pero supe cuando parar; tal vez tarde pero lo hice. Con Aarón siento que puede simplemente fluir, dejar correr la marea para observar a cuántos lugares más profundos puede llegar. Aunque primero debemos llegar al mar, estamos en la arena en este momento.

Justo en éste preciso instante estamos en el auto, camino a donde se encuentra Charlotte. Mi hermana, a quien prometí mantener fuera de este lío justo ahora se encuentra en casa de mi madre. Charlotte se encuentra en un estado de shock postraumático y en donde estaba antes no le ayudaba en nada, la casa de mamá es el lugar más tranquilo y acogedor que pudimos encontrar, justo lo que se requería pues en realidad se necesitaba un hospital y no sé cómo explicarle eso a mamá.

No sé cómo decirle que su hija menor se encuentra así porque a su otra hija se le da con facilidad hacer enemigos con solo respirar. Será sencillo, llegar y decir "Hey, mamá, quería decirte que me secuestraron y usaron a Char de rehén para hacerme sufrir, pero descuida, todo estará bien. Ah y creo que estoy saliendo con aquel chico que te conté, pero nada, todo genial".

Estoy jodida.

Yo no contradigo verdades.

Estaba tan adentrada en mis pensamientos que no me he percatado de la presencia de una calidez sobre mi muslo. La semana entera llevo usando ropa delgada y suave debido a las heridas que aún tengo sin sanar y pues no he tenido tiempo alguno de ir hasta mi hogar a ponerme algo decente.

Quiero decir, no me veo del asco como suelo hacerlo, es solo que para mí usar un short y una camiseta me es como andar en pijama. Además, no uso esto cuando salgo, es algo fuera de mi zona de confort la cual no estoy muy acostumbrada a abandonar.

La mano del ojiverde, su gran mano, agarra con una sencillez mi muslo dando suaves caricias mientras conduce. Si mirada está fija en el asfalto, me estremeció un poco ante la extrañeza de la sensación.

No se siente mal, es más, puedo decir que es un gesto lindo. Claro que me es muy difícil evitar reaccionar ante su contacto contra una parte de mi anatomía a la que no estoy acostumbrada a mostrar. No es algo que me disguste pero sí es algo muy nuevo.

En verdad quiero intentarlo con él, se por muchas cosas que no será algo sencillo pero nada en la vida lo es. Cada suceso para lograr ser una victoria debe tener altibajos, debes caer para ver todo desde una perspectiva distinta y si con el debo caer para lograr ver esos pequeños detalles lo voy a hacer.

Así que lanzo a un lado toda inseguridad y dejó que continúe su acción, me permito sentir aunque sea lo más mínimo para poder llegar a algún día superar todo.

—Aarón...

No sabía que quería decirle, no estaba segura si quería decir algo tan siquiera.

—¿Mhm? —lo oigo murmurar.

—No quiero sonar alterada pero... ¿Me prometes que estás cien por ciento seguro de querer intentar... ¿Ésto?

Se que ya lo había dicho antes, también recuerdo bien su respuesta y eso es lo que me tiene pensando. Quiero aclarar que no lo he soñado y que no sólo soy yo la que en verdad quiere ésto.

El auto se detiene y observo como me mira fijamente. Su mirada literalmente atravesando hasta mi alma, es como si con una sola mirada quisiera decirme mil cosas y al mismo tiempo ninguna.

Dangerous Love © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora