CAPÍTULO XVIII

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Comprendo que alguien me quiere tal vez muerta. Y tal vez lo haga sonar totalmente normal pero sin duda me está aterrando hasta el culo. Lo que no puedo comprender es porqué mierda me quieren muerta. Entiendo que soy una patada en el culo pero tampoco es para tanto.

Ni siquiera conozco al tal Garner y ya casi me avienta cincuenta pisos abajo. Por poco pierdo la vida.

Ahorita estoy en mi casita bonita, recostada sobre mi mejor amiga la cama. Charlotte ha estado como loca trayendo cosas que me gustan y "preparando" comida que me gusta. Todos sabemos que la niña no sabe cocinar y lo ha pedido por delivery.

—¡Mira que he preparado! —entró a la habitación emocionada.

Ven, eso ni en sueños lo ha preparado ella pero no me quejo.

—¿Spaghetti?

—Si, el que te gusta.

—¡A la boloñesa! —mi debilidad.

—Si pero otro detalle más...

De pronto entra mamá con una gran sonrisa y me saluda de un abrazo. No sabía que vendría ni que le habían comentado lo que me pasó. Sonreí de oreja a oreja, hace un rato que no la veo, así que ver su bello y dulce rostro me hace sentir mucho más feliz.

—Hola mamá—sonreí.

—¿Qué te ha pasado? —pregunta, con preocupación en su rostro.

—Me he lastimado con la mente ¿tú crees? —bromeé—nada, solo me abrí la pierna.

—No me gusta que hagas esas bromitas, Blake—advirtió—Ya dime.

—El ascensor en el que estaba se volvió completamente loco y tuve que salir de ahí—comencé—me golpeé con algo y casi muero desangrada.

—Madre mía—dijo en sorpresa—¿Y lo dices así de sencillo?

Me encogí de hombros.

—No sé cómo hacer que suene bonito el hecho de que casi muero.

Sé que mi madre detesta que hable así como si nada me importase pero la verdad es que es la única forma en la que puedo ocultar mi miedo de ella. Me conoce tan bien que siempre es capaz de saber que miento.

—Bueno, basta, come algo que no sea esa comida basura que has comido toda la semana—me entregó el platillo.

Charlotte le lanzó mala cara, ella estaba orgullosa de ser mi chef el día de hoy. Me acomodé en el respaldo de la cama para poder comer con tranquilidad mi delicioso manjar.

—Charlotte, querida, ¿nos das un minuto? —de pronto dijo mi madre.

—Claro, estaré en mi habitación por si te convulsionas o algo—me dijo.

—Que dulce.

—Lo sé.

Salió de la habitación y yo seguí comiendo cómodamente hasta que vi la expresión seria de mi madre. Quedé con el bocado a medio camino cuando su mirada la clavo hasta lo más profundo de mi alma.

—¿Aún no lo has conseguido? —preguntó en un susurro.

Me pasé el bocado que traía en boca y me aclaré la garganta.

—No, yo sé que te dije que no tardaría pero se ha complicado bastante—suspiré—Sabes bien que lo hago para no dejar las cosas a medias.

—Lo sé, no quiero apresurarte...—desvió la mirada—pero se nos está acabando el tiempo.

—Y yo te dije que hay suficiente para ti y para Char, no tienes...

—No, te he dicho que esa opción está descartada—me interrumpió enseguida.

Dangerous Love © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora