Prólogo.

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Viktoria.

Entraba por esa gran castillo, ostentoso pero a la vez tenía ese aire de hogar que todas las casas deben tener. Raro,lo se, pero después de todo es un casa llena de mafiosos, mejor dicho de el rey de la Bratva. Nada de qué temer, sabía que me iban a recibir después que pedí hablar con ellos, soy la sobrina de Odik Brankovič, hija de Vladimir Sokolov y media hermana del futuro líder de la mafia roja.
Aunque mi tío no quería que sea parte de este mundo, igual decidí seguir su camino, fuí a la universidad, me gradué con el mejor promedio en la facultad de medicina y hace unos meses terminé mi residencia como psiquiatra, pero podía trabajar de lo que ellos quieran.

Estaba lista para todo.

— Buenos días — saludo.

Mis ojos se conectan con los azules de mi hermano, siento pena de él porque crearon una vida donde le ocultaron toda la verdad sobre su identidad y debería saber sobre ese pasado que los Sokolov le ocultan hace casi treinta años.

— Me sorprendió el llamado de tú tío — acota el rey de la Bratva.

— Pero justo necesito a una psiquiatra — habla Sasha mirándome con su ceño fruncido.

Él no tenía idea del vínculo que compartíamos, somos hijos del mismo macabro hombre que no solo jodió mi vida, sino la de mi madre y la suya. Los secretos entre los Sokolov y los Brankovič son tan grandes que en el momento que todo se destape será un gran caos.

— ¿Para tí? — inquiero.

— No — contesta.

— ¿Estás dispuesta a viajar a Chicago? — pregunta el rey mirando mis facciones.

— ¿Chicago? — digo confundida.

— Sasha te contará y puedes pensar nuestra propuesta. Estás a aprueba — habla el señor Gavriel mirando su teléfono y haciendo señas a su sobrino que debía atender esa llamada.

Mi medio hermano me hace señas para que me siente en el sillón y él hace lo mismo. Sus ojos azules me estudian, siento que quiere ver más allá de todo, pero pongo mi mejor cara de póker, porque si algo había aprendido en estos años era como ocultar muy bien todo lo que me sucedía.
Soy una caja hermética inquebrantable que escondía todo, varios decían que parecía un robot porque soy fría y sin sentimientos, puede ser, pero ese medio de defensa me ayudó a sobrevivir con toda mi mierda.

— Tu dirás — hablo al cruzarme de brazos.

— Tengo un amigo que lo están por meter a un centro psiquiátrico — enarco una de mis cejas al escucharlo. — Tiene problemas con el alcohol y el juego, desde que nos fuimos perdió el rumbo ...

— ¿Quieres que sea su niñera? — lo interrumpo.

— No, quiero que seas su psiquiatra en esa institución. Necesito gente de mi confianza que pondrá todo de ello para ayudarlo en sus problemas — comenta suspirando.

— ¿Solo eso? —

— Sí, deja todo en mis manos y será tu paciente — sentencia.

— Sabes que existe la confidencialidad entre paciente y médico, así que nada de lo que él me diga podré decirte — digo al mirarlo a los ojos nuevamente.

— No quiero saber nada, solo que lo ayudes en su terapia — contesta extendiendo una carpeta color marrón a dónde estoy.

La tomo entre mis manos, lo primero que veo es la foto de un hombre, su pelo color negro, la mirada en sus ojos podía decir cuan jodido estaba. Con lentitud y meticulosamente empecé a leer cada una de las hojas que contenía esa carpeta, era un paciente difícil de llevar, traumas de la infancia, adicción en el alcohol, juego y mujeres, problemas de irá, entre muchas cosas más.

— ¿Solo que sea su psiquiatra? —
pregunto guardando la carpeta en mi cartera.

— Sí, el mejor tratamiento — me pide con seriedad.

— Acepto, pero debes decirme su nombre porque en este expediente no lo dice — comento.

— Cayden Salvatore — dice el nombre de su amigo.

— ¿Algo más? — le pregunto con indiferencia.

— Si no puedes con él, no hay problema, buscaré a otra persona — acota haciendo que tense mi mandíbula.

— Estoy muy calificada para esto, es mi trabajo y tu amigo estará en buenas manos — sentencio.

— Perfecto Viktoria — habla al levantarse de su asiento cortando la distancia y entiende su mano hacia a mí. — estaremos en contacto y suerte con Cayden — agrega con media sonrisa.

— La suerte no es para gente como nosotros — contraatacó estrechando su mano con la mía.

— Tienes razón, nosotros condenamos nuestra suerte a la mafia — refuta haciendo que lo mire de nuevo.

— Espero tus instrucciones para partir — digo cuando suelto su mano porque quería huir de este lugar.

Esa mirada, ese color de ojos solo me hacía acordar a nuestro padre y no quería que los recuerdos de ese maldito arruine mis pensamientos, no ahora que había podía llegar a mi hermano.

— Estaré en contacto, contigo — lo escucho decir justo cuando salgo de su oficina.

Los hombres me guían a la salida de este gran castillo, mi tío esperaba en el auto y su cara lo decía todo porque estaba en contra que me involucre con los Sokolov, pero debía entender que eran mis decisiones, que no podía seguir protegiendo como lo hizo toda su vida, era momento de qué me haga dueña de mi propia vida después de todo sería la que llevaría el legado Brankovič cuando él no este mal.

Necesitaba su voto de confianza.

— Es tarde para huir, Vick — dice cuando subo al auto.

— No pienso huir, tío Odik — aseguro. — En unos días me iré a Chicago, tengo un tema que resolver — le cuento suspirando.

— ¿Chicago? — inquiere con su ceño fruncido.

— No puedo decir nada más, tío. Solo que iré a Chicago — acoto.

— No debes demostrar nada, lo sabes — me repite haciendo que ruede los ojos.

— Lo sé — me limito a contestar.

Sí, debía demostrar muchas cosas que era una buena futura sucesora suya y que tenía la mejor relación con los Sokolov.
Por eso cueste lo que cueste no podía fallar en esta misión.

Espero que no me des tanto trabajo, Cayden Salvatore.

















* ¡Hola!

Nueva historia.

Cayden y Viktoria es una historia fuerza, ambos sufrieron mucho, así que les pido mente abierta.

¿Ya vieron el booktrailer? ¿Qué les pareció?

Si no lo vieron les dejo el link en mi perfil para que le den amor.

Difícil de Entender (6° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora