Capítulo 14.

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Viktoria.

Busco trabajar con Cayden dos puntos, la aceptación y el perdón. Con el tema de aceptar sus errores o las cosas que hizo bajo las influencias del alcohol y el juego, la desesperación, la misma adrenalina e incluso el querer más siempre son enemigos de las personas con adicciones. Mi paciente había pasado el primer punto reconocer sus errores y eso nos dejaba listo para pasar al segundo escalón, trabajar el perdón. Él tiene cinco perdones, vamos desde el más pequeño al más grande. Empezar llevándolo o mejor dicho acompañarlo a enfrentar a su amigo, sin importar como reaccione la otra persona a mi ya me ponía orgullosa que entrará a ese habitación y de el primer paso, pedirle perdón al que una vez fue su mejor amigo.

Que salga, suspiro con alivio solo dejaba claro que todo empezaba a encaminarse bien, pasamos el primer perdón, nos quedan cuatro, sus hermanas, sus padres, su familia y él último, es más difícil de todos, su auto perdón. Tenía un largo trabajo, que tendrá altos y bajos, pero no iba dejar que caiga, se que va a lograrlo.

— ¿Y cómo estuvo? — pregunto luego de dejar que procese lo sucedido.

— Se sintió bien, por mucho tiempo la culpa de mirarlo a los ojos por lo sucedido con Katherine me abrumaba y poder decirle a Noah las cosas se sintieron bien — suspira llevando sus manos entre su cabello negro.

— Es el primer paso del perdón, se que cuando estemos en el último, dolerá, pero sentirás un cambio importante — aseguro sonriendo.

— Noah siempre fue igual, me da pena lo que está sucediendo con su salud y más me molesta que sea egoísta en no querer nada para intentar con su tratamiento — acota bufando.

— Son sus decisiones, no debemos meternos — digo siguiendo sus pasos.

Salimos del lugar en sumo silencio, siento que soy observada y giro mirando a todos lados. Un jadeo sale de mi boca al reconocerlo, ¿Qué demonios hace aquí?

— Viktoria, el auto esta ...

Lo detengo.

— Espera, debo solucionar algo — sentencio.

Cayden frunce el ceño, pero no dice nada.

Enojada camino al auto donde él se encuentra, me observa apoyado y siento que está atentando con mi trabajo al presentarse así como lo está haciendo.

— ¿Qué demonios haces aquí? — lo intercepto.

— Hola tío, sería más educado — ironiza.

— No me agrada nada verte, tío Odik — declaro cruzando mis brazos.

— Solo vine a conocer a tu misión — acota mirando a donde esta Cayden observando hacia nosotros. — Le gustas y eso no es ético para tu misión — agrega.

— No te metas en mis asuntos — mascullo.

Tío Odik sonríe. — También te gusta — afirma.

— No digas estupideces, es mi misión y debo ser profesional — declaro.

— Hay cuestiones del corazón y los sentimientos que son difíciles de controlar — asegura encogiendo sus hombros.

— Para eso me enviaste a ese templo, para que no tenga sentimientos y sea una máquina fría que pude controlar las cosas. Estoy haciendo eso ...

— Mientes — me interrumpe. — Primero te envié a ese templo para aprender defensa personal, por ser mi sobrina siempre estarás en peligro y segundo hasta la persona más fría o sin sentimientos puede enamorarse, lo he visto con mis propios ojos, sobre todo si ese amor es verdadero — agrega suspirando.

Difícil de Entender (6° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora