Cayden.
Nunca me paso esto.
¡Dios!
Llevaba demasiado tiempo experimentado en el sexo para saber el uso correcto de un condón y había fallado en lo más importante, ponérmelo y mi cara combinada con la de Viktoria nos dejaba a ambos como unos idiotas inmaduros que no previeron lo obvio, cuidarse.
En mi vida no cabía la sola posibilidad de que en algún momento sea padre, no quiero y no me interesa que otro ser humano lleve mi sangre, mucho menos tener una familia porque todo ese concepto no existe en mi futuro.Por unos largos minutos solo nos miramos con ella, el deseo fue mucho más fuerte que la razón y si, esto podia traer consecuencias, solo que no sabía ni que decir sin lastimar a Viktoria en el proceso.
— Necesito estar sola — murmura.
— Viktoria — intento hablar.
— Hablamos luego, Cayden. Solo déjame un tiempo a solas — me pide
Salgo de la ducha, tomo una toalla para envolverla en mi cadera y salgo de baño, cerrando la puerta sintiéndome el peor bastardo de todos.
Sabía que seguir con esta atracción traería problemas. Se que existe la posibilidad que ella tome la píldora, su cara no decía eso, también que no se encuentre en sus días fértiles y la idea de comprar ese anticonceptivo de emergencia, pero no se como abordarla sin ser un idiota en el proceso.
No quería arruinarlo.
***
Espere por mucho tiempo que salga de su habitación, no lo hizo y tampoco quería invadir su espacio.
¡Maldita sea!
Acá los dos eramos unos cobardes, que no se animaban hablar por miedo a lo que podía salir de esa conversación y si ninguno habla, no se en que se puede convertir esto, no quiero que se aleje de mi vida, ella me hace tan bien, no puede dejarme.
Me importa un carajo el tratamiento, solo me interesa que ella no me deje y se vaya demasiado lejos de mi vida.
— Cayden — quedo sorprendido al verla entrar a mi habitación y entre las penumbras de la noche puede observar que esta llorando.
— ¿Qué sucede Viktoria? — pregunto alarmado.
— No, quédate — me detiene antes que pueda levantarme de la cama.
La veo acercarse, levantar las sábanas, acostarse a mi lado abrazándome con fuerza mientras rompe en un fuerte llanto que me hace atraerla más a mis brazos.
— Lamento ...
— Esto no es tu culpa — contesta escondiendo su rostro en mi pecho mientras no para de llorar.
La dejo que lloré, no entiendo porque lo hace y me siento culpable de verla de esta forma. Impotente por no saber que hacer para que se detenga y pueda volver esa sonrisa que muy pocas me muestra, pero es la más hermosa de todas.
— Estoy aquí — murmuro consolando y beso su cabello.
— Él jodio tanto mi vida, muerto sigue perturbando mi paz — acota secando sus lágrimas.
No se que pasó y ya quiero desenterrar al que la perturba para volver a matarlo.
— Tranquila ...
— ¿Qué culpa tenía la niña de cuatro años? ¿Qué puede insinuar alguien con esa edad? ¿Qué hice mal? — pregunta entre sollozos.
No entiendo nada.
Ella es un mar de lágrimas y nervios. Me incorporo para sentarla en mis piernas mientras trato de consolarla por completo. Viktoria había sido mi soporte muchas veces y ahora necesitaba que sea el suyo.
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Difícil de Entender (6° SAP)
Roman d'amourSexto libro de la Saga Atracciones Peligrosas. Todo tiene un límite. Cuando se toca fondo caes en la realidad de todo lo que hiciste mal durante toda la vida. Los excesos y descontrol sólo traen más problemas, eso le sucede a Cayden. Cayó en su desg...