Capítulo 23.

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Viktoria.

En el preciso momento que Alexandr llegó pidiendo explicaciones, la actitud de Natasha ni la suya no era la mejor para este momento tan duro para ambos. No es nada lindo que después de treinta años la verdad salga a la luz de esa forma, es obvio que no iba a reaccionar de la mejor manera, pero todo se fue al carajo en el momento que levantó su revolver, la apuntó y esa fue la gota que rebasó la paciencia de Geronimo Ferrara porque se metió en el medio forcejeando con la inestabilidad de Sasha, generando que uno de los dos se lleve un disparo.
Me vi en la obligación de meterme, de detener esa hemorragia y extirpa la bala del abdomen del máximo jefe de las mafias Italianas, logrando así tener un favor de su parte.

Todo se fue de las manos.

Mi medio hermano estaba fuera de sí, pidiendo explicaciones, solo que esto se había vuelto un mal momento para todos.

— Gracias Viktoria — murmura Il capo de tutti capi.

— Es mi deber como médica salvar tu vida — le recuerdo.

Se que hace años no hago nada relacionado a medicina general, sino que me había centrado en mi especialidad que es la psiquiatría, pero eso no significa que no tuviera conocimiento sobre la anatomía. No fue un disparo tan complicado, porque por suerte se alojó en los músculos abdominales, lo cuál me hizo fácil extraerlo con tranquilidad.

— Tengo una deuda conmigo — sentencia.

— Recuperate. Saldré a hablar con tu esposa — digo sonriendo.

Cuando salgo me encuentro con la imagen de otra vez Alexandr hablando con Natasha.

— Soy hijo de un violador.

— No, no eres su hijo — le dice su madre.

— Hay cosas que no podemos negar, Natasha, en mi sangre y ADN tengo parte de él  ...

Cierro los ojos.

No, no somos igual a él.

— Yo también la tengo y eso no me define como persona — interrumpo haciendo que me observe. — soy la hija de un violador. Ella fue víctima, mi madre lo fue, tú y yo también lo somos — determino.

Todos fuimos víctimas del mismo hombre, no somos culpables sino víctimas de ese maldito psicópata que arruinó muchas vidas.

— ¿Cómo está Geronimo? — me pregunta Alexandr.

En su mirada podía notar su arrepentimiento.

— Por suerte la bala se alojó en el músculo abdominal y no tocó ni un órgano vital, así que en unos minutos empezará a despertar — les informo.

Cuando la anestesia se lave en el cuerpo, podrían tener a un Geronimo Ferrara más despierto y consciente.

Veo como su hija corre a la habitación y Natasha lo sigue. Quedo en shock por eso, creo que era momento que se mantenga a lado de su hijo, lo demás era importante, pero podía esperar unos minutos más.

— ¿A dónde vas? — le pregunto a mi medio hermano.

— Lejos de toda esta mierda.

— Tienes muchas cosas que saber todavía — quiero detenerlo.

No está para estar solo.

— No estoy para momento de hermanos, Viktoria — ironiza.

— Tampoco para estar solo — afirmo siguiendo sus pasos.

Los hombres de Geronimo Ferrara impiden que Sasha pueda salir de esa mansión, eso es algo bueno, pero a la vez demasiado malo porque esto de dispararle traería problemas entre mafias que son aliadas hace muchos años.

Difícil de Entender (6° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora