Capítulo 12.

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Viktoria.

Desperté más tarde de lo habitual este día, tal vez el simple hecho de no pegar un ojo en toda la noche fue el detonante que no tenga registro de que mi alarma había sonado varias veces. Salté de la cama, corrí al baño por una ducha rápida y cuando estuve verdaderamente lista salí de mi habitación con la idea de hacer como que nada pasó con Cayden,  aunque ese beso perturbó mis sentidos, no puedo dejar que termine de complicar mi plan, este tratamiento debe funcionar como sea.
Pensando que él ya estaba despierto, tomando su café voy directo a la cocina, frunzo mi ceño al no verlo, no está haciendo ejercicios tampoco y por ende me veo obligada a caminar a su habitación, se quedó dormido, hay que despertarlo, tenemos una rutina que cumplir a diario, sobre todo con su responsabilidad con el trabajo.

— ¿Dónde demonios estás? — murmuro al no verlo en la cama. Camino hasta la puerta del baño, tocó tres veces y al no recibir una contestación entré no encontrando a la persona que buscaba.

¡Mierda!

¿Dónde está Cayden?

Desesperada tomo mi teléfono buscando su número para llamarlo, tener que escuchar que suena dentro del departamento, me frustra y mucho. Camino por horas pensando que hacer, mi tío no contesta mis llamadas, lo que significa que no quiere ayudarme, estoy tentada a llamar a Alexandr, pero si lo hago no quiero que tenga un mal concepto mio donde vea que por distraerme perdí a su amigo en el momento que más vulnerable estaba.

¡Aparece Cayden!

No quiero que nada malo le pase y eso sea una culpa de la cual deba cargar, ya tengo muchas de ellas a lo largo de mi vida, no necesito más solo que Cayden aparezca.

Seis horas.

¡Seis malditas horas y no se nada de él!

Sintiéndome a nada de tener un ataque salgo del departamento para tomar el aire en la acera y me siento tan perdida caminando de una punta a la otra nerviosa. Necesito encontrarlo.

Siento un ruido que me obliga a mirar a la persona que viene caminando a mi encuentro, no quise abrazarlo, pero me salió tan natural que no podía negarlo.

— Estaba demasiada preocupada, Cayden — murmuro sin soltarlo del abrazo.

Unos segundos lo escaneo corroborando que este en perfectas condiciones y suspiro aliviada, él está de vuelva conmigo.

— ¿Por qué estabas preocupada? — pregunta.

— Eres mi paciente, Cayden, mi responsabilidad es velar tu seguridad, ni ayer y mucho menos hoy hice eso — contesto.

— Cay — escucho que dicen su nombre.

Fruunzo mi ceño al ver a la chica que camina a donde estamos parados, ella no es tan alta, tiene unos lentes de sol, ropa de marca y su cabello negro recogido.

¿Y ella quién es?

— Pensé que ya te habías marchado — le contesta sorprendido.

— No, algo me dice que necesitas compañía — habla la chica subiendo sus lentes de sol a su cabeza.

— No necesita compañía, me tiene a mi — intervengo sonando demasiado brusca.

La chica en cuestión, enarca una de sus cejas y sonrie mirándome con atención.

— La famosa doctora — dice con cierta diversión en su tono de voz.

— Inzie — la detiene Cayden.

¿Quién es ella?

— ¿Qué dices Cay, quieres que me quede? — le pregunta desafiandome con la mirada.

Difícil de Entender (6° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora