Capítulo 4.

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Viktoria.

Un mes.

Llevaba un simple mes en esta ciudad y en verdad me estaba acostumbrando a esto. No hace tanto frío como en Rusia, si sus vientos son fuertes, pero llevadero.
Con respecto al trabajo, seguía una rutina normal, tenía varios pacientes sobre todo monitoreaba de cerca al amigo de Alexandr, Cayden Salvatore es un gran dolor de cabeza, testarudo y no logro cambiar sus ideas relacionadas a su adicción. Como se dice no puedes salvar a alguien que no quiere ser salvado, solo que está vez, lo tengo que rescatar de ese maldito agujero negro en el que se encuentra porque es mi boleto para ser mirada de otra forma dentro de la mafia rusa.

¿Anti ético?

El fin justifica los medios.

Necesito ser cercana a ellos, sobre todo a mi medio hermano que será el próximo líder de la Bratva, quiero que me vea como su aliada, sin importar los secretos que hay entre ambas familias.

— Buenos días, doctora Brankovič — me saluda Adira la chica de la recepción.

— Buenos días, hace demasiado calor este día — acoto tomando mi planilla de pacientes del día.

— Estamos en verano, es común — comenta con diversión.

No estaba acostumbrada a estos climas, en San Peterburgo suele hacer fríos extremos y las épocas de calor son tolerables, no tan intensas como la de esta ciudad.

— Que tengas un buen día — la saludo.

Observo mi diagrama del día y veo el nombre que más me interesa, durante estos días ha querido que le cambien de psiquiátra porque no aguanta que les diga las verdades en su cara. Es fácil actuar como víctima del sistema, que su vida de mierda lo llevó a eso cuando todos sabemos que la fuerza de voluntad, diferenciar el bien y el mal esta dentro de nosotros. Siempre me tomo como ejemplo, tuve una vida de mierda, una infancia que desde los seis años hasta los ocho viví las peores atrocidades por el malnacido de mi padre, influyó mucho eso, marcó todo, pero tuve la fuerza de voluntad de hacer ese clic necesario para darme cuenta que si me destruía a mi misma solo lograba que él gane y eso no lo iba a permitir.

Todo depende de nuestra forma de ver la vida.

Se puede salir, solo debemos encontrar ese medio y ayuda para dejar todo atrás.

— Rusita — me saluda uno de mis colegas.

Al parecer a más de uno de mis colegas le molesta que sea de otro país, tienen miedo que les robe su puesto de trabajo, porque seamos sinceras estoy extremadamente capacitada para ser la mejor, desde pequeña quiero lo mejor no iba a conformarme con poco cuando se trataba de mi carrera profesional.

— Doctora Brankovič — me saluda Salvador, el dueño de la institución.

— Buenos días, señor Asturias — contesto.

Salvador Asturias es el abogado y dueño de esta institución, cuando llegue a mi entrevista laboral su padre que es el director médico fue el que me entrevistó. Su hijo lo conocí una semana después cuando el idiota casi me atropella en la salida del parking. Desde ese momento no para de cortejar, no quiero nada de esto, ni citas mucho menos hombres que alteren mi objetivo.

Estoy en esta ciudad con un solo propósito y ese es Cayden Salvatore.

— ¿Cena esta noche? — es directo.

Lo miro a la cara y suspiro, no entiende.

— Doctora, ¿cuánto más debo esperarla? — la voz de Cayden me hace mirar que ya estaba apoyado en la puerta de mi consultorio con sus brazos cruzados.

Difícil de Entender (6° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora