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- ¿Qué pasa con esta cocina...?- todos observábamos algo asqueados la "comida" en frente nuestra.

- ¿Es la primera vez que tienen comida marina?- nos pregunto Yelena.- Niccolo es un maestro de la cocina en Marley.

- Si no os gusta entonces no comáis eldianos.- nos dijo con desprecio.

- ¡Está delicioso!- Sasha mordió uno de esos bichos.- ¡Niccolo, eres un genio!

Nos sentamos en la mesa y comenzamos a probar las comidas que nos traía Niccolo, no estaba mal pero no terminaba de gustarme, por otra parte Sasha estaba más que encantada.

- No puedo más.- limpie mis manos y posee en mis manos en mi vientre, levemente abultado por todo lo que había comido.

- Yo tampoco, he comido demasiado.- Jean se estiró en la silla.

- Voy a ir a echarme un rato, ¿me acompañas?- me levante y mire a Jean esperando una respuesta.

- Si, claro.- se levanto y tomo mi mano. En ese momento comencé a escuchar risas y cuchicheos.

- Venga ya chicos, llevamos dos años juntos, superadlo ya.- dije con un enfado fingido.

- Lo haré cuando Jean lo haga.- mire al nombrado que estaba completamente rojo por el simple hecho de que estábamos de la mano. Jean era lo más tierno del mundo, me encantaba cuando se ponía nervioso delante de los demás, pero cuando estamos solos se vuelve mucho más atrevido.

Antes de que alguno de los dos volviese a abrir la boca Jean tiro de mi y nos alejamos de allí, caminamos hacia su habitación.

Me quite los zapatos y me tiré en su cama, observe como se marcaban sus músculos a través de la camisa mientras se desataba los cordones. Hundí mi cara en su almohada y aspiré su aroma.

- Te quiero.- suspire.- Mucho, mucho, mucho, mucho.- quite la almohada de mi cara y salte a su espalda, deslice mis brazos por su cuello y apoye mi cabeza en la suya.

- Yo también, ¿pero a qué viene tanto entusiasmo?- entrelazo nuestras manos.

- Solo me apetecía decírtelo.-hundí mi nariz en su pelo, cada vez más largo.

- Estoy planeando dejármelo largo.- comento.

- Te quedaría perfecto.- separé nuestras manos y comencé a enredar mis dedos en su cabello.- Y quizás un poco de barba.- me incline y comencé a dar besos en su mejilla, me agarro de los muslos y en un rápido movimiento hizo que me sentara a horcajadas encima suya.

- Me encanta tu pelo.- cogió un mechón, sabía de sobra que le encantaba, me lo decía todo el rato, le encantaba mi cabello largo.

- Ey, me haces cosquillas.- reí al sentir sus labios en mi cuello, no me hizo caso y siguió con los besos, pero esta vez subió por mi cuello hasta mis labios.

- ¿Qué pasa?- susurró aún en mi labios.

- No, nada.- no quería preocuparle por algo que ni si quiera yo misma sabía, volví a unir nuestros labios para cambiar el tema.

- No es que quiera parar con esto.- lo mire mal por haberse separado.- Pero en serio amor, ¿qué te pasa?

- No me pasa nada.- suspiré.- De verdad, lo único que noto algo extraño a mi hermano desde hace tiempo.

- No creo que sea nada importante, ya le conoces es un poco raro.

- No te metas con él.- golpeé levemente su hombro, me quite de encima suya y me tumbe en el cama, le hice una seña para que se tumbase a mi lado.

- Te quiero.- paso su brazo por detrás de mi cabeza y beso mi frente.

- Sea lo que sea que este por pasar, espero que acabe pronto.- apoye la cabeza en su pecho.- Ya quiero dejar todo e irme a vivir en paz.- me reí de mi misma, parecía una vieja, ni si quiera había pasado tanto tiempo desde que me aliste en el cuerpo de exploración, pero todo había sido demasiado intenso.

- Una vida tranquila a tu lado es lo único a lo aspiro.

- Compraremos una casa en el campo, lo suficientemente grande como para poder tener animales y cultivos, estudiare los libros de medicina de mi padre para poder ejercer de médico, tendremos dos hijos... no, no, no, serán tres.- iba a continuar fantaseando cuando me di cuenta de algo.- Pero todo eso será después de que mi hermano muera... no le quedan tantos años, y después de él ira Armin, y... quien sabe cuantos estaremos vivos cuando toda esta mierda acabe.

- No es momento de ponerse a pensar en lo que podría pasar, eso lo iremos viendo a medida que vayamos viviendo, no tiene sentido preocuparse por algo así todavía.- suspiro.- Yo solía únicamente pensar en tener una vida y un futuro fácil, pero cosas me demostraron que no es seguro donde pueda estar dentro de cinco minutos, pero eso no significa que no debamos luchar por mantener nuestros objetivos.

- Bien, pues lucharé por ese futuro a tu lado.

- Pues tengo una buena opción por dónde empezar.- me separé de él y mire confundida como se levantaba de la cama y rebuscaba en el cajón de la mesilla de noche.

- ¿Qué buscas?- pregunte intrigada.

- No seas impaciente.- cogió algo y lo guardo en su puño, se colocó de rodillas frente a mi, que seguía sentada en la cama, y estiro su mano con un sencillo anillo dorado entre sus dedos.

- ¿Vas en serio?- lo mire sorprendida.

- Muy en serio, Alexandra Jeagar ¿te casarías conmigo?

- Claro, que si.- salte a sus brazos haciendo que ambos cayésemos al suelo.- Si y mil veces si. 

Defensora de la Humanidad (Jean x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora