Habían pasado muchos meses, y el dolor no había cedido.
Con los ojos hinchados, Steven caminaba por las calles de Ciudad Playa. El tiempo apenas había pasado para la ciudad. La resina sintética de la calle, los pequeños mimetizadores de antigravedad y los negocios ultramodernos eran distintos, pero la topografía no había cambiado nada.
Sin embargo, casi ninguno de sus antiguos amigos vivía ya. Lars, Cebolla, Peedee, Buck, Crema Agria y las hermanas Pizza habían fallecido bastante antes que Connie. Jamie y Kevin se fueron a trabajar a otros lugares, y jamás volvió a saber de ellos. Solamente Sadie vivía, si es que a eso se le podía llamar vivir. Llevaba años postrada en una cama, sin poder hablar ni moverse después del accidente vascular que tuvo tras la muerte de su esposo. Afortunadamente, había sembrado tanto amor entre sus hijos y sus nietos, que todos se turnaban y casi se peleaban por cuidarla.
Lo mismo hubieran hecho los hijos de Steven, pero él se negó categóricamente a irse a vivir con alguno de ellos. Se había ido de Ciudad Playa y había rentado un pequeño apartamento en Keystone, en el estado vecino. Ellos se habían preocupado mucho, pues aunque Steven tenía la mentalidad de un hombre maduro y solitario, su aspecto físico no aparentaba más de 10 años de edad. Pero Steven se valía de su cambio de forma para evitar toda clase de suspicacias y problemas. Gracias a la práctica, ahora podía mantener sus transformaciones por periodos prolongados de tiempo.
Steven no deseaba que sus hijos se angustiaran por él. Los primeros días después de la muerte y el entierro de Connie fueron terribles para todos. Él pasaba el tiempo encerrado en su habitación; llorando, recordando, y viendo fotografías de su esposa. Se negaba a comer, y solo muy poco a poco empezó a salir para convivir con sus hijos, nietos y biznietos. Pronto se dio cuenta de que ellos habían estado pidiendo permisos en su trabajo para estar cerca de él y visitar su casa todo el tiempo. Sin querer, los hacía faltar a sus obligaciones, y por ello concibió la idea de irse a vivir a un sitio diferente, alejado de todos ellos.
Al principio pensó en el templo de las gemas, que estaba abandonado desde hacía muchos años; pero lo descartó enseguida. Había demasiados recuerdos de su mujer en aquel lugar. La playa cercana le recordaba el sitio donde se habían dado su primer beso, y la antigua habitación que ocupó era el lugar en el que habían hecho el amor por primera vez en la Tierra. Además, estaba el cuarto de su madre. Estar ahí sería una constante añoranza, y una enorme tentación para vivir una vida virtual con una Connie falsa en aquel cuarto. Estaba seguro de que Connie jamás hubiera aprobado eso.
Keystone era la solución ideal. Estaba bastante lejos, los caminos terrestres y aéreos siempre estaban saturados, y no era sencillo que sus hijos pudieran faltar a sus obligaciones para estar con él. Por el dinero no habría problema: vivía de los intereses de una cuenta de ahorros que él y Connie habían hecho crecer, durante los años en que se dedicaron a la venta de piedras preciosas.
Al principio, sus hijos se opusieron; pero Steven fue firme y determinante. No fue fácil para ellos aceptarlo, porque su padre siempre fue el más cariñoso y juguetón con todos. Al final, concluyeron que el cambio de carácter de su padre era un indicador de que realmente le hacía falta estar a solas por un tiempo, y lo dejaron partir en paz.
Sus hijos lo visitaban siempre que tenían oportunidad, pero en esa ocasión decidió viajar él a Ciudad Playa. Keystone, con toda su grandeza y majestuosidad, no era suficiente para ayudarlo a encontrar consuelo. Hacía largos paseos por la ciudad y los pueblos adyacentes, tratando de evadir la tristeza y desconsuelo. Pero la pena estaba en su interior, y de poco serviría escapar si la llevaba consigo a donde quiera que iba.
***
Ir a Ciudad Playa no fue una buena idea. Aunque casi ninguna casa o edificio estaba igual, la playa apenas había cambiado. El muelle se había modernizado, pero ahí estaba el viejo tablado en el que él y Connie se habían sentado juntos tantas veces para conversar y besarse. Cada escollera tenía su historia que contar. Cada parte de la playa albergaba un recuerdo, una caricia, un beso... Incluso alguna relación sexual clandestina. Él y Connie nunca se saciaban de sus cuerpos, y hubo un tiempo en que se volvieron tan traviesos y arriesgados...
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Te he esperado tanto tiempo... (Lapiven)
FanfictionDespués de 85 años, Steven y Lapis están juntos al fin. ¿Podrán mantenerse así? Historia original de: Stevenuniverse20yy