La Plaza de la Nueva Era

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Steven se puso feliz. Zafiro no había cambiado nada en todos esos años. La pequeña gema azul se veía casi como desde la última vez que se despidieron.

Casi.

Su semblante había perdido aquella pesadez y tristeza que tenía cuando él y Connie regresaron a la Tierra. Ahora se veía radiante, contenta; y parecía estarlo desde hacía mucho tiempo. Sin duda, le habían ocurrido cosas buenas desde la última vez en que se vieron.

- ¡Zafiro! -exclamó, y se adelantó para abrazarla. Ella lo recibió en brazos y lo estrechó muy fuerte contra sí.

- ¡Steven! ¡Mírate nada más, querido! ¡Estoy tan feliz de verte!

Prolongaron el abrazo por unos momentos, sin decir nada. Ambos se habían extrañado mucho más de lo que habían imaginado. Steven estaba conmovido casi hasta las lágrimas. Garnet, su querida mentora y protectora se había ido para siempre, pero parte de ella seguía existiendo. Pudo sentir su calidez y ternura cuando tomó entre sus brazos a la pequeña gema azul.

Se separaron, y Steven observó con sorpresa que la Perla Azul hacía una reverencia frente a él. Se quedó bastante perturbado, hasta que Zafiro tomó una de las manos de Perla y la conminó a levantarse.

- Corazón, no hace falta que hagas eso. Steven es nuestro amigo.

- Es el Salvador de Homeworld -protestó Perla Azul-. ¡Claro que debo hacerlo!

Steven las escuchó y se sintió muy feliz por ellas. Había comprendido inmediatamente lo que ocurría entre ambas, y los muchos sentimientos que estaban involucrados. Después de todo, los últimos 90 años no habían pasado en vano.

Se les acercó, e hizo una reverencia ante ellas.

- Todos somos amigos, Perla. Y me sentiría muy honrado si me consideras así.

- Lo intentaré, mi señor -dijo Perla Azul, bajando la mirada.

Rósili contemplaba la escena con curiosidad y deleite. Las dos gemas azules le parecieron hermosas, y se sentía encantada de conocer por fin a otros seres como ella y su padre.

Se bajó de la almohadilla wrap y caminó hasta quedar a la espalda de su padre. Zafiro se retiró el cabello de su único ojo para contemplarla mejor.

- ¡Por las gemas! ¿En dónde están mis modales? Steven, esta hermosísima señorita es hija tuya, ¿verdad?

- Mía y de Lapis, Zafiro.

- Mucho gusto, mi señora -dijo la muchacha, haciendo una reverencia-. Soy Rósili Lázuli Universe.

Por un momento, Zafiro no pudo responder. La belleza de la muchacha era fascinante. Los rasgos de Steven y de Lapis se habían combinado en ella de una manera exquisita. Sin duda, aquella criatura extraordinaria había tomado lo mejor de los rasgos de sus padres; y era imposible decidir a cuál de los dos se parecía más.

- Por las gemas, Rósili. ¡Eres una preciosidad! -dijo, al tiempo que la abrazaba-. ¿No es así, amor?

Perla Azul solamente pudo asentir. La muchacha la fascinó tanto como a Zafiro. Sin embargo, logró romper el embrujo lo suficiente como para recordar sus obligaciones. Enseguida tomó un aire más formal, y dijo:

- Mi señora Zafiro. Debo recordarle a usted la celebración en la Plaza de la Nueva Era.

- ¡Oh! ¡Es cierto! -dijo Zafiro, separándose de Rósili. Un poco apenada, se dirigió a sus visitantes-. Steven, Rósili. Perdonen, pero hoy es el día de la celebración de la victoria sobre el Antiguo Régimen. Debo dirigirme a todo Homeworld desde la Plaza de la Nueva Era.

Te he esperado tanto tiempo... (Lapiven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora