28-El plan

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Fiama estuvo maquinando por noches ideas para seguir investigando y había llegado a una conclusión. Los altos mandos del ejército estaban involucrados o por lo menos aquellos que estaban arriba de ella. Ahora la pregunta era ¿Quiénes eran los traidores? Al pensar en ello solo le venía a la cabeza un nombre. Maximiliano. Aquel tipo siempre minimizaba los secuestros de las niñas, además, estaba segura de que era él el que hablaba muy mal de ella a los superiores, por eso sus pedidos no era escuchados. Había pensado en ese momento que solo se debía a que él aun sangraba por haber sido rechazado en esa época pero capaz se había equivocado y la mala relación se debiera a que ella se estaba metiendo en algo que él no queria.

Otra cosa que le había provocado pensar así era el la disputa que ambos habían tenido hace un año por una chica que había empezado a trabajar en "el rincón de las flores". La muchacha, quien había adoptado el nombre de Lirio, había llegado a aquel lugar con sus 18 años recién cumplidos, inocente y virginal a venderse por necesidad. Fiama había visto en ella la vergüenza y el miedo que sentía por haber llegado a tal extremo. Por ello se puso como meta ayudarla para hacerle entender que tenía otros caminos. Pero desgraciadamente en medio del proceso, fue enviada por un mes hacia otra región y cuando volvió, la muchacha ya había sido desflorada por Maximiliano, quien al parecer no le pareció mal que aun fuera una niña ya que según él "Si ya tiene 18 era legal". Sin embargo, a diferencia de lo que imagino, Lirio estaba feliz por el hombre que se llevo su virginidad. Al parecer se había enamorado profundamente de aquel patán. Actualmente Lirio es una prostituta totalmente exclusiva de Maximiliano y debido a eso la pequeña tonta cree que es la mujer del capitán. Fiama decidió no seguir con el tema ya que por desgracia era un caso perdido, además, ahora era odiada por aquella chica, debido a que según la mocosa: Fiama solo se quiere meter en el amor de los dos.

Sin embargo, aunque tuviera esos antecedentes, Maximiliano estaba orgullos de ser militar. Aquello siempre había sido su sueño desde niño. Seria contradictorio que estuviera involucrado en algo que haría que le sacaran los honores, siendo expulsado y preso. Solo traería vergüenza a su familia.

Aun así, de algo estaba segura, ella iba a ir al fondo de todo eso.

Aunque no quisiera Maximiliano era el superior con el que más contacto tenía, así que comenzaría con él. Iba a averiguar si estaba o no involucrado.

Lo primero seria acercarse a él. Sabía bien que como amiga no lo lograría ya que ese hombre prefería ser amigo de una serpiente que de ella. Así que se regiría por aquel dicho "del odio al amor hay un solo paso". Por ello había decidido usar un arma que hace mucho no usaba. Es más, temía haberse olvidado de cómo usarla.

Estaba segura de que Maximiliano aun tenía interés por ella. Entonces seducirlo sería la única opción. Esperaba que no fuera difícil y que no tuviese que llegar a los extremos.

Desgraciadamente, su problema más grande era que Maximiliano le repugnaba. Por ello pensar en tener que compartir más tiempo con él le daba arcadas. Además, hacer algo así era tan humillante y asqueroso. Sin embargo, no podía permitir que más niñas siguieran desapareciendo.

Ella haría todo lo que fuera necesario para llegar a la verdad. Aunque el camino fuera tan humillante.

Actualmente se encontraba sentada sobre un tronco mirando su hermoso lago mientras fumaba.

Sabia que tenía que hacer, pero no tenía idea de cómo. Evidentemente no debía ser tan obvia porque aquel tipo no era tan idiota. Además, si realmente él estaba involucrado en eso, obviamente ella estaba en su mira.

«Que fastidio»

No solían estar mucho tiempo juntos y solos. Y sus conversaciones solo eran órdenes. Así que aquello no sería nada fácil.

La tercera es la vencidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora